Isidoro, María y Dalila son los tres profesores en comisión de servicio responsables del nuevo aula estable del colegio Enrique Iglesias García. Para ellos su reto es lograr la adaptación y comunicación con el entorno de niños con trastornos del desarrollo, "para que consigan estar la mayor parte del tiempo en el aula ordinaria", apunta Isidoro Gil, especialista en Audición y Lenguaje.

En este aula estable reciben formación dos chicos del ciclo de Infantil y otros dos chicos y una chica de Primaria, todos ellos con trastornos del desarrollo del espectro autista. Con estos escolares se realiza un "trabajo específico acorde a su ritmo de aprendizaje", que se complementa con el que se desarrolla en las aulas ordinarias, señalan los profesores.

Isidoro explica que cada día al llegar los alumnos acuden al aula ordinaria con sus compañeros y después pasan a la estable para recibir algunas horas de formación con él y la especialista en Pedagogía Terapeútica, María Moralo. El recreo lo pasan los cinco estudiantes con sus compañeros y con ellos también acuden al comedor los dos chicos del aula estable que a mediodía se quedan en el centro.

Por materias

En el aula se trabaja con el mismo material didáctico que en las clases ordinarias para unas materias y con otro adaptado a las necesidades de cada caso en otras. Los responsables del aula estable aclaran que en materias como las instrumentales, "que son las relacionadas con lenguaje y comunicación y matemáticas" los alumnos necesitan más ayuda. Las materias en las que comparten más horas con sus compañeros son las de áreas más socializantes como Educación Física, Plástica o Inglés.

Así es el día a día en un recién estrenado aula para escolares con problemas del desarrollo en un centro ordinario, una opción que las familias de alumnos con trastornos de este tipo vienen demandando desde hace tiempo que se incremente en número.

Dos de los responsables del aula del Enrique Iglesias trabajaron anteriormente en el centro de la Asociación de Padres de Niños Autistas de Badajoz (Apnaba) y, en base a su experiencia, consideran que la existencia de aulas estables es una demanda de familias y profesionales. Padres y profesores consideran estas aulas como una respuesta para niños que no pueden integrarse en un aula ordinaria, pero que no llegan a necesitar acudir a un centro específico.