Una operación contra el tráfico de drogas se saldó el pasado día 3 en los Colorines con siete detenidos, cinco hombres y dos mujeres y dos de ellos portugueses, que tras declarar en las dependencias policiales, cinco fueron puestos en libertad, pues un hombre y una mujer tenían causas pendientes con la justicia.

La policía registró dos pisos, con los correspondientes mandatos judiciales, un bajo en la plaza Toto Estirado, donde se realizaron las detenciones, y otro en la calle La Carpa, donde los agentes no hallaron a nadie.

En la operación participaron efectivos adscritos a distintos grupos operativos de la Jefatura Superior de Policía, que tuvieron muchas dificultades para acceder a las viviendas. Estas tenían circuito cerrado de televisión, pantalla para la visualización de imágenes en el interior desde las que se podía ver el entorno, cámaras para planos alejados y primeros planos de las personas.

Para penetrar en ellos había que traspasar tres portones colocados para dificultar un rápido acceso con numerosos puntos de anclaje. En todo caso, los agentes pudieron ver cómo las personas que se hallaban dentro intentaban deshacerse de los estupefacientes por las ventanas, lavabos y desagües. También hallaron un socavón válido para esconder a una persona u objetos o sustancias prohibidas, según la policía.

En el registro se encontraron pequeñas cantidades de drogas, objetos para su manipulación, armas reales y hasta una ametralladora simulada, que dispara bolas de plástico, y que según el vecindario se había mostrado en la calle causando alarma, una pistola simulada, dos escopetas de balines, dos sables, seis o siete motos de niños y un quad. Se cree que el detenido puede ser el autor de los disparos efectuados en las últimas ocasiones, según Francisco Trigo, quien señaló que nunca se encontraron impactos ni vainas y es por el uso de armas simuladas.