Un parado de Badajoz reside desde hace dos meses en su furgoneta, que mantiene aparcada en un descampado de la capital, por no disponer de recursos económicos para el alquiler de una vivienda.

Según recoge la agencia Europa Press, Diego Pino Martín, de 54 años, es un hombre viajero, optimista y trabajador. Mantiene su casa-furgoneta, perfectamente ordenada y equipada, que compró cuando se quedó sin empleo, ya que decidió adquirirla "porque los alquileres están muy altos y en un momento dado el propietario puede echarte".

Sin embargo, en el vehículo comprado con sus ahorros se siente como en casa. "Aquí me siento como en algo mío y no me pueden desalojar", aprecia antes de señalar, que él y el resto de sus compañeros, desempleados desde el cierre de la empresa donde estaban empleados, "esperan" a la celebración "del juicio" contra los responsables de la misma, para ver "si se puede cobrar algo", aunque adelanta, que para que esto ocurra tendrán que transcurrir todavía "un par de años".

Pese a las condiciones en las que se ve obligado a vivir, defiende la teoría de que a mal tiempo hay que poner buena cara, ya que considera que la vida en un continuo "subir y bajar", por lo que apostilla que hoy está en el paro, "pero mañana" su situación puede cambiar y "volver a trabajar". "He sido un poquito Marco Polo. He estado muchos años fuera del país y he tenido contacto con otras culturas, que me han hecho saber que la vida no se acaba por estar parado. Pienso que la vida es así y que hay que tomarla como bien", sentencia.

En cuanto a las ventajas que le da vivir en la furgoneta, destaca que además de emplearla como una vivienda, también le permite "desplazarse" a "otros lugares" y como instrumento de trabajo.

No obstante, apunta que el principal inconveniente es que su vehículo "está al alcance de todos", ya que permanece aparcado en un descampado frente a una zona residencial, y "el robo está muy presente", lamenta.

En cuanto a la relación con los vecinos que residen en este lugar, asegura que es "buena", ya que al trabajar en las inmediaciones de este residencial, los vecinos le conocen y saben que no es "un maleante", sino un trabajador.

En cuanto a sus rutinas de vida, Diego explica que se mantiene ocupado buscando empleo "todos los días" y añade que actualmente emplea su "tiempo y dinero" en "sacar el carné de conducir camiones", para de este modo tener mejores perspectivas laborales.

Asimismo, expone que cada mañana anda en bicicleta un par de horas y que el resto de tiempo que le sobra, tras cocinar en su camping gas y ordenar sus bártulos, lo emplea en la lectura.

Junto a Diego viven sus dos perros, Sura y Sacho, que no se separan de él ni un momento y que suelen ocupar la parte delantera de la furgoneta para dormir. La parte trasera del vehículo, donde este pacense descansa sobre mantas, está dividida en varios espacios, a los que con gran imaginación denomina Capilla Sixtina y Biblioteca Nacional, entre otras referencias.

El interior del vehículo está adornado con flores e imágenes religiosas y cuenta con ropero y estanterías, además de un espacio donde guarda los utensilios de aseo y cocina. Pero la figura más llamativa y destacada de este espacio es la imagen de un San Pancracio.

En cuanto a los vecinos que viven frente al vehículo de Diego, como Ana María y Jesusa, señalan que la convivencia con él es "buena" y demandaron que se le conceda "una ayuda" para que pueda alquilar una casa.