Cien veces que naciera, volvería a querer ser torero, porque he sentido en esta profesión sensaciones inigualables». Así se expresaba ayer Juan José Padilla, para dejar claro que su vida son los toros y que aquella grave cogida en Zaragoza cuya imagen dio la vuelta al mundo y que lo encumbró como héroe, no lo desanimó, al contrario, salió reforzado y gracias a su «esfuerzo, tenacidad, trabajo y fe» en lugar de las 25 corridas que se marcó, protagonizó 500.

Juan José Padilla fue recibido con un baño de masas en Ifeba, donde la X Feria del Caballo y Feria del Toro Ecuextre le brindó un reconocimiento, de manos del alcalde de Badajoz, Francisco Javier Fragoso, en la temporada de su retirada de los ruedos, cuando se cumplen 25 años de su alternativa. «El pirata más querido del mundo», como lo definió el periodista Juan Ramón Romero, despertó aplausos en su intervención, cargada de sinceridad y de emociones.

El maestro reconoció que en su trayectoria ha habido etapas difíciles, «pero otras magníficas» porque aunque los toreros tienen que pagar un tributo, «el sufrimiento es parte de la gloria y sin esa sensación de poder perder la vida no hay gloria». Su grave percance sigue presente. Su rostro lo recuerda permanentemente. Pero después de aquello pudo torear en Francia, en Portugal y en América, donde enarboló «la bandera de pirata» y fue recibido «con cariño y respeto y eso es lo más maravilloso que un torero se puede llevar». Manifestó que este año, el de la despedida, está viviendo contradicciones, pero no quiere decir adiós, porque «volveré como torero a la plaza para disfrutar como aficionado». Así será porque «al toreo y al toro se lo debo todo». Recordó además Padilla que tiene especial agradecimiento a esta tierra, pues la plaza de Olivenza fue la de su reaparición, «donde empezó todo de nuevo».