Un padre y sus dos hijos se personaron el pasado viernes por la mañana en el juzgado y la comisaría por su relación con el altercado que se produjo el pasado día 13 entre las calles Olof Palme y Víctor Jara, en Suerte de Saavedra, en el que dos agentes de la Policía Nacional resultaron heridos por disparos de balines cuando actuaban para repeler la agresión de un grupo de vecinos.

Tras permanecer dos días en los calabozos y declarar, la juez del Juzgado de Instrucción número 3 decretó ayer la libertad con cargos para los tres, imputados por un presunto delito de atentado contra agentes de la autoridad por insultos y forcejeos. Están obligados a presentarse cada lunes en los juzgados hasta la celebración del juicio.

Su abogado, José Duarte, explicó que sus defendidos --identificados como J. R. S.; J. R. M.; y J. D. R. M--, no acudieron antes a comisaría por temor a las represalias policiales, por lo que tras los hechos permanecieron escondidos. "Pero el trato que han recibido mientras han estado detenidos ha sido correcto", aseguró.

Según la declaración de sus defendidos, los hechos se iniciaron cuando el hijo menor, de 23 años, ocupaba el asiento de copiloto de un coche bien estacionado en la calle Olof Palme, junto al que había otro vehículo mal aparcado. Fue entonces cuando de un furgón policial bajaron varios agentes, que requirieron la documentación a todas las personas que se encontraban en los dos coches. El chico no llevaba encima el DNI --aunque les facilitó los datos, según Duarte-- y comenzaron a cachearlo.

Un grupo de vecinos, entre los que estaba su padre y su hermano mayor, se acercó a ver lo que estaba pasando y la policía quiso impedir que se aproximaran para poder continuar con el control. Así comenzó una discusión en la que se insultó y forcejeó con los agentes.

En ese momento, desde otra zona más alejada una veintena de personas comenzaron a disparar balines y lanzar objetos contra la policía. Duarte señaló que dos de ellos --que no son familiares de sus defendidos-- están identificados, pero no localizados. "Son conocidos y es a ellos a quienes la policía señala como instigadores recurrentes", dijo el abogado, ya que no es la primera vez que incitan a los vecinos a enfrentarse con las fuerzas y cuerpos de seguridad.

"El atestado policial diferencia la actuación del padre y los hijos de ese otro grupo de personas, a las que se les atribuyen los hechos más graves", señala el letrado.

El padre y sus dos hijos se enfrentan a penas de entre seis meses y cuatro años de prisión.