Con la actuación de Falete se comenzó a llenar la alcazaba. Tras él, llegó Divan Du Don y antes de que saliera La Prohibida al escenario había más de 7.000 personas en el recinto (el aforto estaba limitado a 8.000). La previsión era que la afluencia fuera a más con La Casa Azul. Mientras en puerta de Palmas se contabilizaban entre 14.000 y 16.000. Los Palomos volvieron a reinar ayer en Badajoz y, a las diez de la noche, cerca de 23.000 personas disfrutaban de la fiesta de la diversidad y la tolerancia en los dos escenarios de la cita, según fuentes de la policía local.

La celebración atrajo también a mucho público a restaurantes, bares y terrazas. Finalmente se autorizó a todos los establecimientos del Casco Antiguo a abrir dos horas más. Como adelantó este diario en su edición digital, ayer por la mañana la Direciión General de Emergencias y Protección Civil dictó una nueva resolución rectificando la del día 28 de mayo, en la que se excluía de la ampliación de horarios a los locales ubicados en la zona saturada de ruidos (más de 70). Aunque fuentes de la Junta confirmaron esta decisión de última hora, no explicaron el motivo de la misma.

Los extremeños Divan Du Don.

Tanto el ayuntamiento --que solicitó que pudieran abrir dos horas más del 1 al 3 de junio-- como la Confederación de Empresarios del Turismo de Extremadura (Cetex) --que realizó su propia petición, aunque solo para el sábado-- y Fundación Triángulo, organizadora de la fiesta, habían mostrado públicamente su desacuerdo con que el permiso se restringiera a los bares de fuera de la zona saturada de ruidos. El gerente de Cetex, Antonio Martínez y el presidente de Fundación Triángulo, José María Nuñez, mostraron su satisfacción por el cambio de parecer.

Los más jóvenes abarrotaron puerta de Palmas.

Ajeno a esta polémica, el público se fue repartiendo entre los dos escenarios desde primera hora de la tarde. En el de puerta Palmas, donde se permitió el botellón, la mayoría era gente joven, mientras que en la alcazaba se dieron cita personas de todas las edades. En la puerta del Capitel se formaron grandes colas para acceder a la alcazaba minutos antes de que Falete comenzara a cantar. En su primera canción, que hablaba de un reencuentro, hizo el cantante hizo un guiño a Badajoz. El artista actuó en la primera edición de Los Palomos (entonces fue en la plaza Alta) y ocho años después regresaba de nuevo como uno de los cabezas de cartel junto a La Casa Azul. «He estado muy a gusto, tenía muchísimas ganas y creo que se ha visto. Estoy muy feliz y me voy con una satisfacción enorme», comentó tras bajarse del escenario. Presentó el espectáculo Falete en el corazón, en el que incluye versiones de temas de Raphael, Rocío Jurado y María Jiménez, entre otros, y también flamenco. Falete quiere volver: «No me apunto a Los Palomos, me meto en la jaula directamente», bromeó.

El buen ambiente reinó en la alcazaba.

También La Prohibida se estrenaba en el escenario de la alcazaba (el año pasado actúo en la plaza Alta). «Es espectacular venir aquí porque Badajoz en este día no es una fiesta LGTB, es una fiesta para todo el mundo y pocas ciudades he visto tan volcado como esta, no solo en la celebración, sino en todo el mensaje que hay detrás, que es lo más importante», aseguró.

Los Palomos sirvió un año más de altavoz a Fundación Triángulo para reclamar que se siga trabajando para que las personas lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales logren «la igualdad que nos merecemos», como pidieron en la lectura de su manifiesto.

Y esa igualdad --recordaron-- pasa por que la diversidad sexual, de género y familiar esté en los centros educativos y en todas las etapas de la formación de niños y adolescentes.

También se reivindicó la necesidad de atender a personas LGTBI mayores, porque «los armarios son para la ropa», no para que ellos vuelvan a ellos en los últimos años de sus vidas, así como que desde la Junta se desarrolle el protocolo de atención a las personas transexuales y «toda la Ley LGTBI cuanto antes». Además, se alzó la voz por las familias, sean como sean, porque solo hay una cosa que las hace: «el amor». Por todo ellos pidieron al público que siguieran bailando y divirtiéndose, para reivindicar con alegría «nuestra libertad de amar a quienes queramos y de ser como somos».

Y eso hicieron las miles de personas que escuchaban el mensaje; continuar con la fiesta, entre ellos Mario y Javier, que acudían a Los Palomos por cuarto año. Para ellos se trata de una fiesta «potente», pero también de lanzar un mensaje «necesario». «Da igual que sea un acto serio o una fiesta, lo importante es que se visibilice al colectivo LGTBI y que sea protagonista para recordar que, aunque se ha avanzado, aún queda mucho camino. Si eso llega a través de una fiesta, mejor que mejor”, coincidía esta pareja de madrileños.

De la misma opinión eran Ana y Patricia, sevillanas y con familiares en Badajoz, para quienes Los Palomos se ha convertido en una cita obligada. «Hemos venido con amigos para que disfruten la fiesta por primera vez. Les ha sorprendido que haya gente de todas las edades, familias y un ambiente muy sano», comentaron.

Al cierre de esta edición, según la policía local, no se habían registrado incidentes de gravedad pese a la gran afluencia de público. Hasta ese momento, se habían atendido algunos casos de intoxicación etílica y una agresión por un puñetazo en puerta de Palmas.

Tampoco los voluntarios de Cruz Roja habían tenido que prestar servicio por situaciones de gravedad. A las diez de la noche habían realizado 14 asistencias, todas de carácter leve y resueltas sin tener que hacer derivaciones a centros sanitarios ni al hospital.

En el dispositivo especial de seguridad, además de policía local y Cruz Roja, participaron la Policía Nacional y la Guardia Civil, voluntarios de Protección Civil, así como una veintena de vigilantes de seguridad privada contratados por la organización.