TEtra más que obvio suponerle a la fiesta de los Palomos un gran éxito. No entiendo por qué se le quitó el calificativo de "cojos", que es lo único, en sentido humorístico, capaz de justificar la elección de esos volátiles y no de otros. Ahora ha saltado la polémica, gracias, precisamente, al éxito de la convocatoria. A mi modo de ver, la fiesta tiene que mantenerse. A pesar de los pesares hay mucho oportunista. Político he visto que, en privado, no quiere ni oír hablar de lo y de los "gays" --por expresarlo con corrección-- y luego, cuando interesa, se sube al carro por razones electorales. No es oro todo lo que reluce. Pero, dicho esto, la celebración no puede quedarse en la sola superficialidad --necesaria-- de una fiesta. Ha de dársele más contenido. Debe ir acompañada de otras actividades. Así tendrá enjundia y no correrá el riesgo de caer en lo banal. No pase lo de Almossasa, convertida en una mamarrachada por falta de contenido y exceso de localismo.

La discusión sobre la ubicación del evento me parece impresentable, por parte de algunos. Ignoro los motivos de la coincidencia con la romería de Bótoa. No entiendo que se pida buscarle otra fecha a la fiesta basándose en la menor afluencia de público a las casetas de la peregrinación. ¿Pero no era un acto religioso; de devoción? Eso es fácil de solucionar, creo. Lo de la ubicación o no en la plaza Alta tiene poco sentido. Entre ese espacio y el recinto ferial hay áreas intermedias y, también, emblemáticas. La plaza de España, por ejemplo. A ver si vamos a convertir un problema de aforo en otra cosa. Y si la fiesta se transformó en botellón fue, entre otras cosas, porque los sufridos hosteleros --al menos algunos-- tienen una cara dura digna de mejor causa. Se han encontrado con ella y no le aportan nada. Suben los precios por las buenas y se extrañan de que la gente joven se lleve las bebidas. ¿Qué piensan? Y luego parecen ser entusiastas de la igualdad de derechos. Igualdad de derechos es cobrar lo justo, no aprovechándose de la situación para esquilmar al respetable. Y menos ahora.

No convirtamos asuntos de mera organización en obstáculos insuperables. El verdadero problema de fondo es que la fiesta surgió como surgió y hay un sector de población --de todos los colores-- al que no le gusta y buscarán cualquier pretexto para acabar con ella. Ojo al parche.