El Gobierno, la Junta de Extremadura y el PP, que tanto criticaron y critican aquella tontería de los "brotes verdes" de Zapatero, aprovechan la menor oportunidad para decirlas mayores. Cospedal --"no me llames Dolores, llámame trola", es el dicho que circula ahora por Internet-- acaba de asegurar una vez más que "ya se ve la luz al final del túnel" y Rajoy y compañeros martirizadores dicen lo mismo, confundiendo sus deseos con la realidad. Ahora han aprovechado el descenso en el número de parados registrados en el Inem para volver a la tontería de los brotes verdes pero dicho con otras palabras. Y lo que subyace en estos argumentos es la intención del Gobierno y del PP de mentirnos a todos ---que no engañarnos, porque para engañar hay que ser inteligente y ellos no engañan ya ni a los niños de pecho-, para que asumamos como verdad lo que vuelve a ser otra colosal mentira.

El Gobierno ha vendido el descenso de 127.000 parados registrados en junio como una prueba de que su política económica funciona y ésa es otra mentira gorda. La realidad es que en junio, un mes de bonanza ocupacional por el turismo, las afiliaciones a la Seguridad Social solo han subido en 26.000. Los 101.000 parados menos de la diferencia es porque esas personas se han jubilado en junio, o han emigrado al extranjero, o han empezado un curso, o se han aburrido de buscar trabajo sin encontrarlo y han desistido de incribirse en el Inem. Por eso es tan tonto como los "brotes verdes" el echar las campanas al vuelo porque, además, la realidad la dice no el paro registrado sino la Encuesta de Población Activa, que recoge todas las personas que quieren trabajar y no encuentran trabajo y que está ya en seis millones y medio y subiendo.

Vivimos en un Estado del bienestar de unos pocos que pretende ser el engañabobos de todos, pero aquí los bobos no son los ciudadanos sino los que creen que pueden engañarlos. Vivimos unos años de esquizofrenia gubernamental padecida por gente que quiere hacernos ver una realidad falsa. Son los mismos que se reían de los brotes verdes de Zapatero los que ahora están dejando pequeño a aquel adalid del optimismo. La diferencia estriba en que Zapatero se creyó que los brotes verdes eran ciertos, mientras que los de ahora saben que no es verdad y mienten a conciencia.