Un pequeño grupo de comerciantes avispados y emprendedores del Casco Antiguo de Badajoz ha demostrado que son capaces de reinventarse por sí solos, sin el amparo de entes públicos superiores ni la cobertura de fondos comunitarios. La idea del Casco Shopping saldrá mal o bien, tendrá resultados o no en las cajas registradoras o en las cuentas corrientes, pero de momento ha puesto de manifiesto que estos negocios están vivos y que no siempre necesitan el acicate o la sobreprotección de las administraciones para salir adelante.

Esta semana se presentó la iniciativa en un local de la calle Virgen de la Soledad, que en su momento fue sede del Centro Artístico de Badajoz (CAB) y que ahora es un espacio de trabajo compartido. Los promotores pusieron todo su empeño en que fuese un acto a la altura de sus miras y lo compusieron como una cita empresarial, en la que no faltaron los representantes políticos municipales (el alcalde y también concejales de la oposición), Coeba y la Cámara de Comercio, además de los participantes en la iniciativa. Los impulsores tenían preparados sus discursos, apoyados en material audiovisual y, al finalizar, invitaron a los asistentes a un aperitivo servido por un buen restaurante acompañado de los mejores vinos y de música en directo. Se mostraron como enormes anfitriones y quisieron hacerlo por todo lo alto, porque sus aspiraciones lo merecen. Convocaron a los medios de comunicación, que hasta que no presenciaron la puesta en escena no comprobaron la importancia de la invitación.

Seguramente la prensa ha acudido a la presentación de muchas marcas con las que incentivar distintos tipos de acciones. La particularidad y generosidad de Casco Shopping es que es una actuación totalmente privada, que surgió en sus inicios del empeño de dos jóvenes comerciantes que querían poner en común sus productos y que finalmente ha salido adelante de la mano de la Asociación de Empresarios del Casco Antiguo de Badajoz (Aecab). Lo que quieren hacer es promocionar sus tiendas "con encanto" y que la zona intramuros de la ciudad vuelva a bullir con el comercio y la cultura con una oferta diferenciada. Para conseguirlo, ya han sacado adelante algunas ideas, como un vinilo para los escaparates de los establecimientos adheridos, un mapa con la ruta de compras y actividades los primeros viernes y sábados de mes, en las que tendrán cabida charlas, conferencias, talleres, degustaciones y todo aquello que los negocios participantes puedan aportar.

En el centro se celebran algunos fines de semana actividades en torno al comercio, pero a diferencia de Casco Shopping , las organiza el ayuntamiento, la Concejalía de Comercio en concreto, con la aquiescencia de la asociación de comerciantes. Se trata de una iniciativa pública y su objetivo es atraer clientes al centro los domingos en los que abren las grandes superficies, en ese afán sobreprotector al que el pequeño comercio cree tener derecho. El ayuntamiento es el que lucha para convencer a los pequeños comerciantes, que no están de acuerdo en abrir el último día de la semana. Sin embargo, Casco Shopping es un ejemplo de reacción con acción. Mucho se ha hablado de que el comercio pequeño tiene que reinventarse, adaptarse a las nuevas formas de consumo, pero de todos es sabido que no todo el sector ha estado dispuesto. Casco Shopping es un ejemplo de que hay mucho campo aún por descubrir y que todos, grandes y pequeños, pueden encontrar su sitio. La cuestión es abrirse a nuevas opciones. De momento, sólo 32 negocios de más de 300 lo han hecho. A pelo.