Un año después de que Clínica Veterinaria Extremeña (Clinivex) se pusiera al frente del Centro de Protección Animal de Badajoz, sus cheniles se han vaciado y apenas media docena de perros siguen en las instalaciones, mientras que el resto han sido adoptados. Esto ha sido posible gracias a las gestiones que el adjudicatario, Carlos Rosa, lleva a cabo a través del colectivo Ayúdanos a Ayudar, consiguiendo un nuevo hogar a perros abandonados sin que ni siquiera lleguen a pisar la perrera municipal. Cuando en septiembre del año pasado se hizo cargo del servicio, la perrera estaba al completo, con más de una treintena de perros esperando encontrar dueño, mientras que ahora hay lista de espera para adoptar. Esto se ha conseguido, según explica, a pesar de que el número de abandonos se mantiene y siguen recogiendo una veintena al mes de media.

La difusión a través de las redes sociales y el aumento del número de seguidores en estos canales han permitido que los perros hayan sido adoptados de manera mucho más rápida. De hecho, el pasado domingo publicó un post sobre la adopción de un cachorro y en menos de tres horas ya había encontrado una familia. «Eso antes era impensable», asegura.

Además, la colaboración con la protectora Caldes Animal, de Barcelona, a donde el propio Rosa ha trasladado a la mayoría de ellos, ha resultado fundamental para incrementar las adopciones, descongestionar las instalaciones y mantener el sacrificio cero. La financiación de estos traslados corre en parte por cuenta del propio Rosa, de donaciones de particulares y de la protectora catalana.

En muchos casos, mientras esperan ser adoptados, los perros permanecen en clínicas o en casas de acogida, por lo que no llegan a entrar en la perrera nunca. Los que todavía hay en las instalaciones son animales «complicados», a los que resulta muy difícil encontrar un hogar. Alguno de ellos está en el centro desde hace cuatro años.

Aprovechando que la perrera está prácticamente vacía, se van a reparar las puertas de los cheniles, en mal estado. Además, Rosa continúa trabajando en la mejora de las instalaciones, que están abiertas al público los fines de semana, en las que también hay vacas, ovejas, gallinas o caballos, entre otros animales, pues el objetivo es que funcione como una especie de granja escuela.