Vecinos de la calle Amparo mostraron ayer su malestar porque una vivienda de propiedad municipal sigue ocupada por indigentes, a pesar de que el ayuntamiento anunció a finales de enero que ya se había contratado la demolición del inmueble, que se iba a ejecutar en unos días.

Según el testimonio de los vecinos, el número de okupas que utilizan esta vivienda, de planta baja y principal, como refugio ha ido a más "y sigue entrando gente, hay hasta diez personas", aseguraron. Además, los afectados han advertido que se cuidan de dejar bien cerrada la puerta para que no acuda la policía.

El ayuntamiento no aclaró ayer por qué no se ha derribado aún la casa, declarada en ruinas.