En verano, que a veces sales de trabajar cuando aún queda algo de luz solar y las neuronas funcionan un poquito más de tiempo, apetece el paseo, la terraza y asistir a algún evento de los que debería ofrecer la ciudad a quienes no pueden o no quieren irse, porque la crisis les ha roto los bolsillos del todo, o les pasa como al alcalde Celdrán, que al llegar a La Albuera se le saltan las lágrimas.

En julio pasado, la cada vez más reducida comunidad de pacenses que mantienen el tipo entre contenedores apestosos, jaramagos y matojos en cada solar y la calor que sube de un asfalto sucio y de lunares de chicles, se zafó de la inmundicia casi cotidiana entre el Badasom --en La Terraza, la Alcazaba y el auditorio--, el programa del López de Ayala, la Orquesta de Extremadura y los conciertos de los jueves en el Muba; ninguna de esas islas las cultivó el ayuntamiento.

Ha llegado agosto y nadie ha previsto nada para los del bolsillo roto y la lágrima fácil, que deberán conformase con el paseo y las terrazas; los más jóvenes con Vive la Noche y los más pequeños con Castelar, y ya está. De nuevo la pertinaz sequía... cultural. ¿Hay Concejalía de Cultura en este pueblo?