Otra vez el ayuntamiento quiere subir el precio del autobús. Cinco céntimos el billete ordinario, que se suman a los cinco céntimos que ya subió hace seis meses. La razón es el incremento del precio del combustible. La vida sube y, como servicio público que es, aunque gestionado por una empresa privada, el ayuntamiento está obligado a compensar las pérdidas de esta entidad con ánimo de lucro.

Al mismo tiempo que se anuncia la subida, se hace público el déficit del servicio, que también se ha incrementado con respecto al año pasado porque los pacenses no utilizan el bus urbano con la frecuencia deseable.

Por todos está reconocida la calidad del servicio que presta Tubasa. Pero algo debe fallar, porque si ahora sube más el precio del billete habrá menos pasajeros y el déficit se incrementará. Es la pescadilla rabona del transporte público.

Como en otras materias, la solución pasaría por concienciar al ciudadano, por establecer líneas que atrajesen mayor demanda y por reducir el tiempo de recorrido, uno de los principales inconvenientes a la hora de decidir si se sale de casa con el coche propio o se coge el autobús, que mantenemos todos.