El Juzgado de lo Penal 2 de Badajoz dejó visto para sentencia el juicio contra Jesús Bueno, abogado y exdirector general del gobierno aragonés, y Felipe Jover Lorente, secretario general del Consejo Consultivo de Extremadura, por los hechos ocurridos el 11 de septiembre del 2006 en dicha institución, donde participaron en un forcejeo dándose empujones, sin que llegara a haber insultos ni amenazas.

La acusación particular de Bueno y defensa de Jover elevó el grado de amenazas a un funcionario al de amenazas a la autoridad y su solicitud de dos a tres años, mientras que Bueno, que ejerció su propia defensa, negó que Jover actuara como autoridad, mostrando una sentencia que lo reconocía como funcionario y no como autoridad para poder votar en las elecciones sindicales; y pidió una multa de 60 días a 50 euros diarios por una falta de lesiones.

En la vista declararon como testigos tres funcionarios, la presidenta del Consejo Consultivo, Rosa Elena Muñoz, y el magistrado José Antonio Patrocinio.

Bueno evitó, aunque lo nombró, plantear en el juicio que el origen del enfrentamiento fue una situación de acoso laboral contra su compañera sentimental, letrada del Consejo, por una excedencia denegada y no comunicada que dio origen a un silencio administrativo, como explicó en sus conclusiones definitivas, en las que añadió que Jover sí era víctima, como había dicho en la vista, "pero de alguien que no está en el banquillo", señaló.

"Los funcionarios que declararon como testigos mantuvieron un discurso idéntico con puntos y coma, lo que significa que lo han preparado", afirmó después Bueno a este diario. Y señaló que su testimonio, coincidente entre ellos, no lo era con el del magistrado Patrocinio en cuanto a que los hechos ocurrieron en la puerta del despacho donde Jover intentó entrar y el quiso impedirlo. Los funcionarios afirmaron que fue dentro y el magistrado que en el umbral.

Bueno quiso presentar como prueba una copia de lo que aparece en internet cuando se busca el nombre del otro acusado, en un intento de abordar el tema del acoso laboral, que él mismo diría que no era objeto de la vista, lo que ratificó el juez, pero éste se lo denegó.

Durante su intervención se emocionó en varias ocasiones, llegando a llorar cuando se refirió al estado de su esposa y de su madre, de 90 años y ciega. El juez le ofreció parar unos minutos para que se tranquilizara.

El letrado de la acusación le preguntó por qué no estaba su compañera sentimental como testigo y Bueno respondió que "para evitarle que sufra más, que ya ha sufrido y sufre bastante" con toda la situación.

Hay que recordar que Bueno fue a la sede del Consejo para acompañar a su mujer, que volvía después de vacaciones y debía recibir una notificación de un expediente relacionado con la excedencia mencionada, y que ante el enfrentamiento que se produjo, se desmayó y tuvo que ser trasladada al hospital y recibir tratamiento psiquiátrico.