Picores, irritabilidad, llanto, alteraciones del sueño. Estos son los síntomas de la dermatitis atópica, una patología de la piel que afecta al 18% de la población infantil (entre adultos no es común). Para explicar qué es y cómo se pueden minimizar sus efectos --tiene un origen genético y no se conoce cura--, el Colegio de Farmacéuticos de Badajoz ha puesto en marcha una campaña en la que participan 80 farmacias de la provincia.

Por un lado, se actualizarán los conocimientos de los farmacéuticos sobre esta patología a través de un curso online y, por otro, se asesorará a las familias con hijos que padezcan esta enfermedad. Los profesionales también se pondrán a disposición de asociaciones y guarderías que requieran información.

El presidente del Colegio de Farmacéuticos, Cecilio Venegas, presentó ayer la campaña coincidiendo con el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, acompañado por la vocal de Dermofarmacia de la entidad, Carmela Llorente, y el dermatólogo Isidro Parra. Este último explicó que los primeros síntomas en los niños afectados por esta patología son las "chapetas" rojas en las mejillas. Se trata de niños inquietos, "que ni duermen ni dejan dormir", cuya piel se vuelve áspera y cuando tienen brotes sufren enormes picores, sobre todo en las zonas de flexión. Los eczemas son la consecuencia de rascarse para mitigar el picor.

El experto apuntó que los pediatras atienden un 20% de consultas por dermatitis atópica, porcentaje que se eleva hasta el 30% entre los dermatólogos. Las familias --dijo-- se tienen que armar de "paciencia" y necesitan apoyo psicológico en muchas ocasiones, pues esta patología afecta al conjunto de los miembros del hogar. Si los brotes --que sobre todo se producen en cambios estacionales-- no son muy intensos pueden desaparecer por completo cuando el niño tenga entre 8 y 10 años.

Entre los consejos que los expertos dan para minimizar las molestias de los niños atópicos están bañarlos con agua tibia y durante poco tiempo; utilizar geles sin jabón; hidratar constantemente la piel; secar sin frotar, evitar los acrílicos en la ropa; así como el frío, el calor y la sudoración excesiva.