La acción de un pirómano que provocó el incendio de dos puntos de contenedores puso en serio riesgo la madrugada de ayer a las familias que dormían en dos bloques de pisos de la calle Vicente Delgado Algaba, donde se produjeron importantes daños en las fachadas de los dos edificios, en dos negocios y en cinco vehículos aparcados. No hubo que lamentar daños personales, pero los afectados reconocían ayer que vivieron momentos de verdadero miedo.

La rápida actuación del servicio municipal de los bomberos fue crucial. Se encontraban sofocando el incendio de una papelera en la calle El Viento, que posiblemente provocó el mismo autor, cuando fueron avisados del primer fuego en Delgado Algaba. Eran las 2.26 de la noche. Tres contenedores (de basura orgánica, de papel y de plásticos) estaban ardiendo. Se encontraban junto a la acera, a la altura del número 92 y la fachada resultó muy afectada, así como los balcones de las cuatro viviendas del bloque, que afortunadamente tenían las persianas echadas. Dos vehículos en reparación de un taller que funciona al lado resultaron seriamente dañados y se derritieron los faros traseros de otro aparcado enfrente.

Los vecinos del bloque vivieron momentos de pánico. El fuego afectó a un contador de gas situado en la fachada y se produjo un "dardo" de fuego, según explicó el concejal de Bomberos, Francisco Javier Gutiérrez. Fue la policía la que avisó por el telefonillo a los vecinos, que no pudieron salir del edificio y los de los pisos primeros esperaron hora y media en sus patios a que el escape se solucionase. Los bomberos controlaron la fuga de gas antes de que llegase la empresa suministradora. Pepe Lorite vive con sus cuatro hijos en el primero, el piso más afectado. "Hemos pasado miedo, sobre todo los niños, no puede haber contenedores en la puerta que nos bloqueen la salida", reprochaba.

En el bajo se vio afectado un negocio de aire acondicionado. Julián Durán, su dueño, se enteró a las ocho de la mañana. El fuego derritió el luminoso y afectó a toda la fachada. Ayer no pudo trabajar porque no tenía luz ni línea telefónica.

Los bomberos se encontraban interviniendo en este fuego cuando, a las 2,51 horas, se produjo el segundo incendio de otro grupo de contenedores, a cien metros del primero, a la altura del número 106, en cuyos bajos funciona un gimnasio femenino, dos de cuyas lunas reventaron con la explosión. Enfrente, a diez metros, existe una gasolinera de Repsol, que resultó intacta milagrosamente.

Ayer se continuaba investigando la autoría de los hechos, a partir de las imágenes captadas por las cámaras de la estación de autobuses y de un negocio de la calle. Según el concejal, son muy difusas. Se sabe que el pirómano se movía con un coche blanco y que utilizó algún tipo de combustible que roció antes de prender los contenedores. En el segundo incendio hubo una deflagración que casi alcanzó la gasolinera, según testimonios recogidos. Un árbol resultó totamente calcinado y las llamas alcanzaron hasta el tercer piso. En esta altura vive Javier Giral, que se despertó por el humo. "Nos asustamos bastante y salimos corriendo a la calle", contó y reconoció que el sentimiento generalizado era de "indignación".