David Cordero y su familia son usuarios habituales de la piscina municipal de La Granadilla en Badajoz. Hoy, día de la inauguración de la temporada, no han faltado a su cita y no solo se han percatado sino que han agradecido los cambios obligados por los nuevos requisitos sanitarios. «La verdad es que están muy pendientes de desinfectar todo continuamente, de que te pongas la mascarilla, las pantallas de protección en la taquilla, han dividido el césped en parcelas y en principio parece que está bastante bien». De momento y mientras la frontera con Portugal siga cerrada, es la única opción que tienen cercana y no se lo han pensado dos veces. «Tenemos que hacer la vida normal», defiende.

Las instalaciones abrieron puntualmente a las 11.00 de la mañana y solo había una familia en la entrada.

A las 13.00 horas se habían vendido unas 60 entradas. Teniendo en cuenta que el aforo es para 800 usuarios, la afluencia fue baja, pero dentro de lo normal, pues es lunes. «La gente tiene todavía reparos para irse incorporando, pero por ahora la que nos ha visitado nos dice que ve bien las medidas, que se van cumpliendo a rajatabla», comenta José Antonio Gómez, coordinador de actividades acuáticas de la Fundación Municipal de Deportes (FMD), quien espera que los ciudadanos «vayan cogiendo confianza, quitándose los miedos y empiecen a asistir».

Desde que el usuario accede percibe las medidas de protección. Una pantalla lo separa de la taquilla, donde puede pagar con tarjeta o en metálico. Hay tres vigilantes de seguridad: uno en la entrada para controlar la distancia. Las duchas de los vestuarios están clausuradas y hay pocos servicios, por lo que otro vigila para dar paso cuando no están ocupados. Un tercero es de apoyo. Gel hidroalcohólico para las manos y una alfombrilla con cloro para los pies, antes de acceder a las piscinas. El césped está parcelado y no se alquilan sombrillas ni tumbonas, que pueden llevar los usuarios, así como sus libros o revistas, porque este verano no habrá Bibliopiscina. Cada hora u hora y media se desinfectan los pomos de duchas y escaleras y dos veces al día las playas, para lo cual desplazan a los bañistas con boyas hacia una parte del vaso, para evitar que tengan que salirse del agua. Todo enfocado a la seguridad.