En 1991 vivían en Badajoz 1.479 inmigrantes. Hoy, en noviembre del 2009, la cifra se ha disparado y ya llegan a 8.570, lo que supone un incremento del 82,7%. Esta presencia significativa justifica la celebración, como se viene haciendo desde hace tres años, de la Semana Intercultural Por el color y la Tolerancia , que organiza la Universidad Popular de Badajoz (UPB) como una forma de conocer otras culturas por parte de la población de acogida y al mismo tiempo conseguir la integración de los inmigrantes.

Según destacó ayer durante la inauguración la concejala de la UPB, Dolores Beltrán, la llegada de trabajadores desde los países iberoamericanos, Europa y Africa está generando en la ciudad "un pluralismo y una heterogeneidad cultural nueva" al mismo tiempo que apuntó que las perspectivas son que la población inmigrante crezca.

La presencia de extranjeros se refleja también en el centro penitenciario, donde un 30% de los internos son inmigrantes. De ahí que este año, por primera vez, en las jornadas tiene protagonismo la cárcel, con la salida de presos para participar en actos fuera del recinto (ayer estuvieron en Alburquerque) y con unas jornadas intramuros que se celebran a lo largo de esta semana y que "pretenden ser un puente entre la prisión y la sociedad", dijo Beltrán.

Aunque la participación de presos en estas jornadas es pionera, la colaboración de la Universidad Popular de Badajoz y la cárcel es antigua. Desde hace años desarrolla en la prisión el proyecto Auto para que los internos obtengan el carnet de conducir, así como se imparten clases de español para extranjeros y de aeróbic y yoga, "actividades que vienen a dinamizar el día a día en la prisión y sobre todo atienden a un colectivo, como el de los inmigrantes, que está bastante necesitado de atención", según manifestó durante la inauguración el director de la cárcel, Carmelo Charfolé.

Por ser inmigrantes, estos presos tienen una problemática añadida de falta de información, documentación y desconocimiento de los recursos a su disposición.