Cada vez que subo al ayuntamiento no puedo menos que pararme en la planta principal. En una vitrina lucen dos estandartes de unidades militares. Los estandartes son de menor tamaño que las banderas y generalmente los portan las tropas montadas. Uno pertenece a la extinguida Brigada Blindada Hernán Cortés, de Caballería, bordado sobre el del Regimiento Dragones de Hernán Cortes, y el otro al Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla número 16. El primero fue donado por la ciudad al Regimiento de Dragones, en 1947 y devuelto a ésta, para su custodia, el 19 de junio de 1966, al desaparecer con la reforma que trajo a Badajoz la Brigada Mecanizada XXI. El estandarte del Regimiento Castilla fue donado también por Badajoz y entregado en un acto celebrado el 10 de noviembre de 1968. La madrina fue María Cancho de García Martín. En 1982, siguiendo las órdenes que la Constitución de todos los españoles imponía, el estandarte del Castilla fue sustituido. La bandera constitucional fue donada por la ciudad, fue madrina Encarnación Píriz Rodríguez, esposa del alcalde Luis Movilla, y entregada en solemne acto el 9 de abril de 1983.

Tradicionalmente las viejas banderas son depositadas en el Museo Militar, pero en estos casos, la ciudad solicitó su custodia y le fue concedida. El 22 de octubre de éste último año el estandarte antiguo fue devuelto al ayuntamiento. Yo fui el oficial que lo portaba en esta última comparecencia pública y lo entregué al alcalde y amigo Manuel Rojas, quien en un alarde de caballerosidad, pidió y obtuvo del Ministerio de Defensa que la histórica pieza, donada por la ciudad, en ella quedara.

Hoy están donde deben estar, donde los ciudadanos --a través de su consistorio-- decidieron que estuvieran. No puedo menos que recordar el día de la entrega, el detalle de hombre de bien del alcalde, que superando el pasado pidió que pasara al patrimonio histórico de la ciudad y lo que supuso para mucha gente que la bandera de la Constitución pasara a representarnos. Fue un día grande para la ciudadanía, retornada la democracia y el pueblo tomaba en sus manos su destino. Este pueblo que dispuso en su Carta Magna que el Ejército fuera custodio y garante de la ley que ha supuesto para la tantas veces herida España el periodo más largo de paz y democracia.