Moisés Cayetano se va del Ayuntamiento de Badajoz, donde deja 16 años, todos ellos en la oposición, primero con IU y luego en el PSOE. Por encima de partidismos, se marcha un hombre dialogante y bienhumorado que, según él mismo dice, siempre ha mantenido los mismos principios y los ha defendido con tesón y sin complejos. Se va un docente del urbanismo y un defensor sin dobleces del patrimonio de su ciudad.

Asegura que no va directo a ningún cargo y no será director general, porque piensa que éstos deberían ser personas jóvenes. "Disparatado" le parece que alguien haya comentado que iba a ser el director del palacio de congresos. "Eso es como hacerme director del matadero, porque yo no tengo ni idea de cómo se hacen esas cosas".

A él lo que más le gusta "es el urbanismo, la revitalización patrimonial y los servicios municipales, además de las relaciones con Portugal" cuya concejalía asumió con Montesinos, siendo concejal de IU. El futuro político que dibuja no es ambicioso. Para él forma parte de la actividad política el libro que le ha encargado la Dirección General de Migraciones sobre la historia de la emigración en el siglo XX y la organización de un encuentro transfronterizo en noviembre de revistas de cultura. Cayetano se va diciendo que "en política municipal podría hacer poco más, porque tendría que repetir lo ya dicho y es bueno que otra gente le dé otro enfoque". Entre sus momentos mejores destaca cuando llevó la concejalía de Relaciones con Portugal y los peores, "cuando uno trata de explicar cosas importantes y son mal entendidas". Lo más duro: las denuncias judiciales, "para mí eso es un desgarro, aunque sea necesario".