La Jefatura Superior de Policía no ha dejado de incrementar la vigilancia y los controles en las zonas más conflictivas de la ciudad, donde hasta hace hace un año se producían numerosos hechos violentos, como enfrentamientos entre familias por el menudeo de la droga o por rencillas personales. En algunos casos se llegaba a tirar de armas, tanto de fuego como blancas y de otro tipo, causando heridos y, siempre, una gran inquietud entre el vecindario, hechos que en la actualidad se han reducido, aunque no facilitan datos al respecto.

Desde principios de año, la Policía Nacional ha venido manteniendo una mayor presencia para realizar labores de vigilancia policial en barrios como Colorines, La Luneta, plaza Nicolás Díaz Pérez, El Gurugú, Suerte de Saavedra o en Cerro de Reyes. En todos ellos hubo periodos en lo que llegaron a ser casi habituales los conflictos, a veces con tiroteos o con disparos esporádicos, y al parecer ese mayor control está dando resultados positivos.

El comisario jefe de la Brigada Provincial de Badajoz, Francisco Alonso, manifestó en una reciente rueda de prensa con el delegado del Gobierno para dar los datos sobre delincuencia, que los barrios más conflictivos estaban ahora más tranquilos.

"Es verdad que hasta hace un año se producían altercados graves, y en ocasiones incluso disparos en lugares como Colorines o Suerte de Saavedra, pero desde principios de año la situación ha cambiado" y esas zonas están hoy más tranquilas. Así lo manifestó ayer el inspector Juan Manuel de la Cruz, jefe de prensa y relaciones de la Jefatura Superior de Policía, en el sentido de que se ha ido normalizando en cierto sentido, pues la situación de marginalidad de parte de los vecindarios de éstas y otras zonas sigue existiendo.

"Las armas de fuego, en realidad, no destacan como uno de los problemas fundamentales en Badajoz, sino que se presenta como puntual, en algunas ocasiones", afirmó el inspector De la Cruz.

El inspector consideró que la delincuencia en la capital pacense sigue teniendo un nivel bajo, más allá de la conflictividad propia de los barrios mencionados, en cuanto a que es una ciudad segura, y que se dan los delitos habituales contra la propiedad, robos con fuerza, el menudeo de la droga o algunas reyertas.

VIGILANCIA CONTINUADA Las medidas adoptadas han consistido en incrementar la presencia policial en esas zonas, con vehículos con y sin indicativos y dejando patente la existencia de un dispositivo de vigilancia continuada, así como han ido en aumento los controles rutinarios.

Ello, señala no obstante, no significa que haya habido un aumento en el número de efectivos, sino "una reorganización de los recursos existentes", que se concretan en un total de 446 agentes y un total de 86 vehículos --entre coches Z, sin indicativos, K, furgones, motocicletas-- para garantizar la seguridad de los pacenses.

Y aclara Juan Manuel de la Cruz que "esos dispositivos de vigilancia específica en estos lugares no han ido ni van en detrimento de la seguridad en el resto de los barrios de la ciudad".