Familiares, amigos y vecinos del matrimonio fallecido al caer el coche en el que viajaban desde el puente de la Universidad al río, cuando volvían de una boda, enterraron la tarde de ayer a María Jesús González Trinidad y a Manuel González, ambos de 32 años, sin explicarse el suceso. El forense explicó a la familia que los jóvenes murieron "ahogados y con traumatismos", según los padres del varón, pero nada sobre la causa del accidente.

El barrio de San Fernando, donde vivía la pareja con su hijo de dos años, y en cuya parroquia se cerlebró el entierro a las 16.30 horas, estaba conmocionado.

El jefe de la policía local, Miguel Sardiña, manifestó que aún no tienen conclusiones sobre por qué el conductor del coche, un Volvo V40 rojo que circulaba en dirección al centro urbano, dio un volantazo, invadió el carril izquierdo, superó el alto bordillo, rompió el pretil y cayó.

PENDIENTE DE LA AUTOPSIA Sardiña afirma que "no tenemos una causa determinada, esperamos la autopsia", asíc omo que "se barajan varias posibilidades y no descartamos nada". Entre otras, un posible fallo mecánico, "que no consta" de momento, ni a la familia ni a la policía; que el conductor estuviera enfermo y sufriera un ataque; una distracción, una discusión, "o un arrastre del propio vehículo; no descartamos nada, esperemos el informe del forense", dijo.

Sobre las huellas, la rodadura que dejó el coche en el asfalto, en la que se apreciaba una curva limpia, el jefe de la policía local manifestó que "hay veces que las huellas te llevan realmente a la causa, la mayoría de los casos; pero otras, no". Y la rodadura, en esta ocasión, "es muy extraña, no se pude asociar con nada en concreto y no se puede extraer la causa exacta, pero no descartamos nada", insistió.

Una de las cosas que no puede explicar la policía es cómo un coche bajo saltó el bordillo, que es tan alto o más que la mitad de la rueda, suficiente para impedir en condiciones normales que lo salte perpendicularmente. Miguel Sardiña remitió a lo que se pueda averiguar con el resultado de la autopsia.

CONSTERNADOS Por otro lado, la familia de la joven pareja estaba, lógicamente consternada. Los padres del varón, Antonio y Rosalía, estaban en Bienvenida cuando su otro hijo avisó al padre de lo ocurrido. Este, que contó que el hijo de la pareja estaba con los otros abuelos, no informó a su esposa hasta que tuvo la certeza del hecho, estando ya en Badajoz.

Ambos manifestaron que el forense les informó de la causa de la muerte, pero no del accidente, "y nos dijo que si necesitamos consultar alguna cosa, del seguro o lo que sea, que fuésemos al juzgado de guardia".

Preguntados sobre un posible fallo del coche, Antonio respondió que "era nuevo". Su esposa contó que la muerte de su hijo había conmocionado al barrio, "y a los amigos, compañeros de trabajo y hasta el instituto, su antiguo director, don Angel Villalba, han venido", según dijo con voz muy débil y actitud de no entender cómo había podido ocurrir tal desgracia.

POR CASUALIDAD José, primo del fallecido, se enteró del accidente de casualidad, pues pasó por el puente, vio el coche y al ver la matrícula, llamó a un familiar, quien le confirmó sus peores temores. No habló con la policía, ni con nadie, se fue a avisar a su familia. Ahora, dice Rosalía, su madre y tía del joven muerto, "está traumatizado, porque eran inseparables".

Al parecer, los jóvenes habían quedado con sus primos y amigos para seguir celebrando la boda en el bar de uno de ellos. Se alarmaron cuando no llegaban y sus teléfonos no daban señal. "Habían quedado a las diez y media en el bar; tardaban, les llamaron, pero no respondían, ¿cómo iban a responder?", contó Rosalía, y rompió a llorar.