La Brigada de Estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía detuvo el pasado día 19 en Badajoz a cinco personas --cuatro hombres y una mujer--, dos de ellas de nacionalidad española F. M. B. G. y J. I. J., de 19 años, ambos residentes en Mérida; a J. J. A., de 34, angoleño residente en Badajoz; y los rumanos R. C. S., de 33 años, y su pareja, L. D., de 38, también vecinos de la capital pacense. Todos tienen numerosos antecedentes penales.

Los cinco fueron acusados de un supuesto delito de tráfico de estupefacientes, como consecuencia de la operación Etnias , que según la policía continúa abierta, por lo que no se descartan nuevas detenciones.

Los agentes investigaban desde mediados del pasado mes de abril a varias personas de las que tenían fundadas sospechas de que introducían en Badajoz sustancias estupefacientes, para su posterior distribución a traficantes a pequeña escala.

Los ahora detenidos formaban parte de un grupo con una estructura básica desarrollar dicha actividad, aportando los tres extranjeros labores de apoyo logístico, poniendo a disposición del grupo una vivienda y realizando funciones de vigilancia para el traslado de la droga por las calles de esta ciudad. Los españoles se encargaban de adquirir la droga en Mérida y luego la trasladaban a la capital pacense.

La policía practicó un registro domiciliario en una vivienda de la calle Santa Ana, donde intervinieron restos de una sustancia que resultó ser cocaína, así como diversos útiles para la manipulación de la droga. El registro contó con la oportuna autorización del Juzgado de Instrucción número 2 de Badajoz, autoridad a cuya disposición han pasado los detenidos.

Los agentes intervinieron 102 gramos de cocaína de los que se obtendrían 1.175 dosis para su venta al menudeo, un coche de gran cilindrada, joyas, 4 móviles, 400 euros, y una navaja.

Según la policía, la demanda de droga y los complejos métodos de los narcotraficantes les hace creer que contar con extranjeras les da cierta impunidad. Así, los pequeños traficantes contactan con personas de otras nacionalidades y aprovechan su infraestructura. En este caso, los españoles se dirigieron a la citada vivienda, donde permanecieron varias horas, dirigiéndose después a la plaza Alta, mientras los extranjeros hacían contravigilancia, que no les sirvió de mucho, porque tras salir de la casa fueron detenidos.