Volvía de pasar unos días de vacaciones en Zahara de los Atunes (Cádiz) y no se esperaba tal recibimiento. Enrique Paz, de 58 años, se encontró al regresar a Badajoz en la puerta de su casa con una bala perdida que por suerte sólo le dio de rebote en la oreja y no impactó en su cabeza.

Este vecino de la calle Benegas se disponía a entrar en su vivienda después de dejar a su mujer en casa con el equipaje y de aparcar el coche. "Intentaba entrar, pero habían cambiado la cerradura del portal y como no tenía llaves llamé a mi mujer por el portero automático. Mientras hablaba con ella sentí como una traca de las de Valencia y algo que me impactó en la oreja. Me empezó a sangrar y fui a limpiarme".

Enrique dice que no vio a nadie, sólo que provenía del final de la calle, él vive al principio. "Estaba muy ocupado intentando entrar en el portal", añade. Aunque reconoce que al principio no fue muy consciente de lo que pasaba y por ello no sintió miedo, "sí sentí miedo al día siguiente, por la mañana, cuando ví el impacto, porque si mi cabeza llega a estar en medio me la vuelan".

Tras tratarle en Urgencias del Hospital Infanta Cristina le derivaron al Perpetuo Socorro para que le viera el especialista. Le dieron un par de puntos de sutura. "Si llego a saber lo que me esperaba me quedo en la playa, donde estaba muy a gusto", señala.