TCterca de ochenta mil visualizaciones en YouTube han convertido en viral un vídeo realizado en la última fiesta de primavera de los jóvenes estudiantes o no (dado el nivel de conocimientos desplegado por los entrevistados) de nuestra ciudad. El vídeo dura exactamente cinco minutos y dieciséis segundos --largos, emocionantes, indescriptibles, vomitivos-- y consiste en algo tan básico como poner el micrófono delante de un puñado de jóvenes durante un inmenso botellón y preguntarles por lo que sea ya que ellos tendrán siempre una respuesta para todo. El vídeo esta realizado por un canal de televisión en YouTube nacido hace pocos años en Salamanca y que responde al ilustrativo nombre de Saber y Potar, cuya página de fans en el Facebook suma ya casi setenta mil me gustas y cinco mil seguidores en Twitter, habiendo realizado experiencias similares en otros lugares de España y diferentes temas de interés como la Semana Santa en León, la marca España, Cataluña, etc.. Lo cierto es que nunca un nombre fue más adecuado para un producto: saber y potar. Se intenta saber lo que saben los jóvenes y se acaba mostrando que más que saber lo que hacen es potar. Potar excentricidades, barbaridades, bobadas, exageraciones y majaderías, todas ellas aderezadas por el alcohol (y quién sabe si alguna sustancia más), la fiesta, la juerga, el atrevimiento del grupo y, sobre todo, una ignorancia que supera cualquier límite.

En el vídeo dedicado a Badajoz salen unos cuantos jóvenes subidos de revoluciones opinando sobre los refugiados, el conflicto sirio, la primavera árabe, los inmigrantes, la valla de Melilla o Cristiano Ronaldo. Evitaremos, por prudencia, describir sus estados y, por decencia, reproducir algunos de sus comentarios. El instante de gloria de una docena de chicos y chicas de Badajoz ha recorrido redes sociales a una velocidad de vértigo, demostrando que, a veces, los micrófonos son armas de destrucción masiva y que hay que pensarse dos veces o cien antes de emitir delante de ellos una opinión que, en la actualidad y con las nuevas tecnologías, quedará recogida para vergüenza eterna de quien la emite. No sé quién es más culpable, si quien pone el micro con la excusa del saber o quien se viene arriba cuando ve uno y convierte sus argumentos en vómitos. Y no sé si a estas horas, quien sale en ese vídeo está arrepentido de lo que dijo o se está descojonando por las esquinas por lo gracioso que ha salido, pero yo me niego a aceptar que esa gente represente en lo más mínimo a la juventud badajocense.