Dejar de fumar es la asignatura pendiente para muchas personas, sobre todo desde que entró en vigor la ley antitabaco. Pero si siempre resulta difícil dejar el vicio, más aún, si el fumador se encuentra preso en un centro penitenciario, donde la mayoría de sus compañeros también fuman y la situación anímica no es demasiado halagüeña.

Para ayudar a aquellos que desean desengancharse de este hábito, Cruz Roja de Badajoz, con la colaboración de la Consejería de Sanidad de la Junta de Extremadura, está impartiendo por primera vez cursos en este centro, donde "la gran mayoría de los internos fuman", según el director de la prisión pacense, Carmelo Charfolé. Tanto es así, que hace un par de años el centro llegó a vender hasta 100.000 cajetillas de tabaco. Estos cursos "son una experiencia piloto, nunca se había hecho nada parecido para que los internos dejasen de fumar y está tenido una gran acogida, tanto que hay 60 personas en lista de espera", según Charfolé.

El programa está compuesto por 5 sesiones semanales de una hora y media de duración, y en ellas se pretende que los internos vayan dejando progresivamente el tabaco. "Se observa cuántos cigarrillos fuma cada persona, y se va reduciendo el número cada semana", según comentó José Silvestre, psicólogo encargado de este programa de Cruz Roja. "Esta es una medida de autocontrol, para que las personas que realizan el curso sean conscientes de su dependencia al tabaco".

En las sesiones se aplica una terapia psicológica, en la tienen que conocer y asumir su dependencia al tabaco. A este curso asisten 23 personas, 10 hombres y 13 mujeres, de entre 20 y 50 años, "algunos de ellos fuman unos diez o doce cigarrillos, mientras que otras fuman dos paquetes al día", según José Silvestre, quien explica que las motivaciones de estos internos para dejar de fumar son varias, pero sobre todo "acuden porque se dan cuenta de que dependen excesivamente del tabaco, por problemas de salud y también por cuestiones económicas, ya que son conscientes de que dejar el tabaco les supondrá disponer de más dinero".

También ayuda a abandonar los cigarrillos las restricciones impuestas con la ley antitabaco, que también llegó al centro penitenciario, donde sólo está permitido fumar en las celdas y en el patio.

Cruz Roja ya ha impartido cursos de este tipo a profesores de Secundaria, diversos grupos de jóvenes y especialistas sanitarios del Hospital Infanta Cristina de Badajoz.