Ayer coincidían en un acto el concejal de Hacienda, Nicasio Monterde, y la de Urbanismo, Cristina Herrera, en aparente cordialidad, como impone el protocolo. Donde se les esperaba fue en el ayuntamiento durante la rueda de prensa que convocó el alcalde con el portavoz del PP, José Antonio Monago, para atajar la presunta crisis en el grupo popular. Celdrán negó la crisis, pero nunca antes, en tres legislaturas, había ocurrido nada igual y, además, siempre que se ha querido aparentar normalidad y unión han aparecido todos los concejales juntos para la foto de familia. No pudo ser.

Como tampoco pudo ser que se aclararan todas las dudas sobre el Canal de Badajoz. Cuando se le preguntó al alcalde sobre la adquisición de un piso por parte de Cristina Herrera a un precio inferior que sus vecinos, Celdrán optó por la defensiva y alegó que los concejales no tienen porqué dar detalles de su vida privada, de con quién se acuestan o de si sus hijos son suyos. Nadie le preguntó por semejantes cuestiones. Se trata de saber qué le parece que la concejala responsable del Urbanismo haya aceptado una rebaja de un empresario que edificó en un terreno que era de propiedad municipal.