Las primarias las carga el diablo. A la vista de los resultados, quienes defienden este procedimiento en un partido político como el sistema más democrático, pues permite dar la voz a las bases y que sea la militancia la que tome la decisión sobre quién será el que la represente, saben ya a estas alturas que tiene más inconvenientes que ventajas y que las consecuencias, además de incalculables e imposibles de adivinar en toda su amplitud (que se lo digan a Pedro Sánchez y, sobre todo, a Susana Díaz, que tan felices se las veía), no solo causan un daño muchas veces irreparable a la trayectoria de los candidatos perdedores, sino a los mimbres internos del partido, cuyos trapos sucios sacan a relucir los que se enfrentan en el duelo, que siempre es a muerte.

En Badajoz, las próximas primarias que se celebran en el PSOE serán para la elección de la nueva ejecutiva de la agrupación local. La secretaría general es un cargo orgánico del partido, pero no cabe duda de que es el primer capítulo, crucial, en la carrera hacia la candidatura a la alcaldía. Ni siquiera los candidatos tienen por qué coincidir en ambos procesos. Pero está en juego el respaldo del partido al cabeza de lista de las próximas elecciones municipales y tal como está transcurriendo la actual legislatura, con una fallida moción de censura que, de no haberse envenenado, podría haber acabado con el gobierno inmortal del PP, lo que ocurra será decisivo. Cabezas y sus acompañantes lo tienen claro: la bicefalia no ha sido positiva. Eso de que el secretario general sea uno y el candidato a la alcaldía otro, además mal avenidos, no conduce a nada bueno. Puede volver a suceder porque el mecanismo del partido no lo impide. Ahora se celebran estas primarias y hasta dentro de un año no tendrán lugar las siguientes para la elección del candidato a la alcaldía.

Para Ricardo Cabezas, ésta es la segunda ocasión en la que se presenta a la secretaría general. La primera vez perdió frente a Celestino Vegas y Joaquín León. Pero en la siguiente comparecencia frente a Vegas y José Antonio Pajuelo para la elección del candidato a la alcaldía ganó. Lo hizo por muy poca diferencia, apenas 3 votos por encima de su contrincante más próximo, Vegas. Suficientes, teniendo en cuenta además que Vegas preveía sacarle 80 de ventaja. De momento, en estas nuevas primarias que se avecinan otro candidato ha saltado a la palestra, Martín Serván, dicen que arropado por el todavía secretario general local, que ya anunció que no quería seguir por esta senda en el partido.

Para Serván sí que serán sus primerísimas. Es primero en casi todo en el devenir del partido, donde hasta ahora era un número. Es lo bueno que tiene este sistema de elección de cargos con sostén en las bases, que no exige curriculum. Es un nido de mirlos blancos. En el ámbito local ni siquiera se requieren avales, como sí sucedía en los procesos de primarias de los congresos anteriores. Cabezas parte con la virtud de que tiene una experiencia que lo respalda, aunque esto también conlleva que cuente con detractores que no comparten sus posicionamientos. Martín Serván llega de nuevas, con la ventaja añadida de que no tiene nada que perder. Cabezas, sí. Su visión sobre la relación con la ejecutiva local difiere. Mientras Cabezas tiene claro que la bicefalia no le beneficia, ni a su futuro político ni al de su partido, Serván afirma que en otros sitios ha funcionado y no tienen por qué surgir resquemores. La experiencia en Badajoz ha demostrado que no siempre ha sido fácil el doble liderazgo, porque antes de ser cabezas de cartel, fueron contrincantes.