Las instalaciones del primer crematorio que va a funcionar en Badajoz (el tercero en Extremadura, después del de Villanueva de la Serena y el de Plasencia) empezarán a trabajar a mediados o finales del próximo mes de febrero, según ha confirmado a EL PERIODICO Carlos García Tomé, de la funeraria La Nueva, que junto con las funerarias Correa y La Paz, van a gestionar este nuevo servicio, a través de una concesión administrativa del Ayuntamiento de Badajoz por 50 años.

El crematorio se asienta en 3.000 metros cuadrados de terreno municipal junto al cementerio nuevo y la inversión supera los 420.000 euros (más de 70 millones de pesetas).

El precio del servicio está fijado mediante tarifa municipal, de tal manera que cada incineración costará unos 342 euros (57.000 pesetas). Respecto al coste de los columbarios (el lugar donde se conservan las urnas funerarias con las cenizas en su interior), García Tomé señaló que todavía está por decidir.

La puesta en marcha de las instalaciones está sólo pendiente de "algunos remates" y de colocar el mobiliario, que llega la próxima semana. El crematorio dará trabajo directo a dos personas.

DEMANDA CRECIENTE

Respecto a la demanda de incineraciones, Carlos García Tomé comentó que no tienen datos de cuántas peticiones puede haber en Badajoz pero, en cualquier caso, todavía son muy escasas. "En otras ciudades ha ocurrido que una vez que ha empezado a funcionar el crematorio y ya no es necesario que la gente se traslade fuera, aumenta el número de incineraciones".

El crematorio de Badajoz cuenta con un horno de última generación que funciona con gasoil pues con gas natural no es posible, debido a que las instalaciones están muy alejadas de la red del casco urbano.

Todo el proceso estará automatizado. Es decir, en ningún momento habrá tratamiento manual de los restos. El introductor es automático y luego existe un separador de las cenizas que resultan de los restos humanos y de los otros materiales, como clavos, a través de imanes.

En cuanto a los columbarios, en principio está prevista una primera fase de 50, que se iría ampliando a medida que la demanda lo hiciera necesario.

Las instalaciones cuentan además con una capilla aconfesional, sala de estar para los familiares y cámaras frigoríficas para los cuerpos que tengan que permanecer más tiempo.

La incineración en el horno crematorio tiene una duración entre dos horas y media y tres horas, dependiendo de que el horno esté en funcionamiento, pues una vez que entra en actividad, el tiempo se reduce. Después se separarían los restos humanos, con lo que el proceso completo tarda como máximo tres horas y media. Allí mismo se puede elegir el tipo de urna que guarda las cenizas, como ocurre con los ataúdes.