El fuerte de San Cristóbal recibe su nombre de una ermita consagrada a este santo que se alzaba en un lugar indeterminado, pero que existía, pues un plano del siglo XVIII la sitúa en el centro del fuerte. Se levantó durante la guerra de secesión hispano-portuguesa (1640-1668). Fue la primera obra del sistema moderno que comenzó a sustituir a la muralla medieval de Badajoz. Tiene una forma sensiblemente rectangular, con pequeños baluartes para asentar piezas de artillería en sus esquinas. Como todas las obras de fortificación, ha estado en manos del Ejército con continuas reformas hasta finales de los años 60, que lo compró el ayuntamiento.