THtay palabras que se ponen de moda y, sin duda, la más utilizada en los últimos meses tiene que ver con la anterioridad de una cosa con respecto a otra, que así es como el diccionario define la palabra prioridad.

La crisis ha hecho que todos: tanto administraciones, empresas, familias o, incluso, cada uno de nosotros, intentemos tener claro cuáles son las prioridades, sobre todo si se trata de realizar algún gasto. ¿Y qué es lo prioritario? Pues todo aquello que tiene que ver con lo urgente, con lo necesario y que, consecuentemente, será lo primero que hagamos.

Hasta la Unión Europea tiene sus prioridades para invertir en la red ferroviaria de mercancías. Lo supimos el pasado miércoles: la conexión de Portugal con Europa a través del norte de España, es decir, el llamado Eje Atlántico; y la unión desde Algeciras de todo el este español o Eje Mediterráneo. Además habrá otras rutas que vertebren el resto del territorio, trazado en el que se encuentra Extremadura y que estarán conectadas a estos dos ejes principales.

¿Que en un futuro nuestros productos tendrán la posibilidad de tener salida hacia Europa? Claro que sí. Pero también es cierto que no hemos entrado en las prioridades ni de Bruselas, ni de Madrid ni de Portugal.

Por tanto todos salimos ganando, sí; pero a unos les ha tocado, otra vez, el gordo de la lotería; y otros nos volvemos a quedar con la pedrea.

Y a todo esto nuestros políticos también tienen sus prioridades, que a la vista de lo sucedido en la últimas horas, no son otras que las próximas elecciones y sus intereses partidistas: porque sólo en ese contexto se puede entender las diferencias de criterio al valorar la decisión de Bruselas, cuando hace sólo dos días estaban de acuerdo en la defensa del Eje 16.

Así que la prioridad del ciudadano debe ser ahora ir a votar, que gane el mejor y que a partir de ahí los partidos políticos en la región puedan ponerse de acuerdo para reivindicar prioridad para Extremadura.