En los anales de la historia y en la memoria de los pacenses quizá figure que el palacio de congresos de Badajoz se construyó en tiempos de Miguel Celdrán, como también serán suyas las nuevas instalaciones de Ifeba, el desdoblamiento de la avenida de Elvas y seguramente los nuevos puentes sobre los arroyos Rivillas y Calamón. La autoría del alcalde es independiente de que estas obras correspondan a otras administraciones, porque para el ciudadano de a pie, su alcalde es el que sale siempre en la foto.

Pero no sólo para lo bueno será nombrado. Al vecino no le interesa la titularidad de los problemas de la ciudad, sino que se resuelvan y cree que competen a Celdrán, aunque el propietario del defecto sea otra Administración. Los pacenses sólo ven (cada vez menos porque cada día hay más luces apagadas) la falta de iluminación del puente Real, la vegetación que crece en las medianas de la avenida de Elvas, el abandono de la margen izquierda del río, salvaje e impracticable.

Aunque los puentes sean de la Junta, dueña de las grandes infraestructuras, el Real es de Badajoz y por ende, de quienes gobiernan en esta ciudad.