"David era un chico buenísimo, ingenuo y cariñoso, siempre sonriendo, era extraordinario; no era buen estudiante, pero se había empeñado en graduarse en ESO y su madre estaba siempre pendiente de él y de su hermana", manifestaban ayer una profesora que le dio clases en el Instituto San José, y su tutora actual en el Maestro Domingo Cáceres.