TVtivir es participar, lo sabemos muy bien, pero somos muchos los que nos limitamos a contemplar como son otros los que participan. Impermeables, la vida no penetra en nuestro interior, no nos empapa, simplemente se desliza sobre nuestra piel.

Cada año, con cada nuevo propósito, lo que en realidad queremos es que la vida nos inunde, abriendo agujeros por los que pueda filtrarse, pero hay gente que no necesita de fechas para sus propósitos, ni es su vida una larga lista de intentos frustrados.

Se implican cada día, dejan que la vida les impregne. Están en la vida, no pasan por ella.

Son personas que nunca serán turistas sino viajeros; personas que comerían serpientes y gusanos, o que utilizarían como cuenco un cráneo de mono si esa fuera la costumbre de la tribu que los hubiera acogido.

Conozco a alguien así. No ha viajado a lejanos países ni compartido prácticas tribales porque es aún joven y ha estado dedicado a sus estudios, pero tiene toda la pinta de que compartiría con sus anfitriones un alacrán si ese fuera el caso. Es un ser vital, no solo porque es joven, sino porque participa.

Tiene su vida fuera de esta tierra que es la suya, pero cuando regresa se implica. Lo mismo te lo encuentras corriendo la San Silvestre que en la puerta de un banco, con cartel y silbato, intentado parar un desahucio. Todo despierta su interés y cualquier problema lo moviliza.

Es admirable. Inquieto, tenaz, comprometido, y feliz. Está hecho de la madera de los voluntarios, de los hombres y mujeres de acción, de los que no necesitan propósitos de año nuevo con los que abrir agujeros en su piel.

Son permeables a la vida. Ni espectadores ni figurantes.

Son los protagonistas, los que modelan la realidad, los que en definitiva consiguen que, si es necesario, se cambie el rumbo.