Los últimos datos sobre la población vuelven a confirmarnos una situación alarmante. Ya sabíamos que se nos iban fuera los jóvenes cualificados y que somos la región con menor capacidad de atracción de emigrantes. Ahora nos dicen que cada vez se incrementan más las diferencias entre nacimientos y muertes en la región. El pasado año los nacimientos fueron los más bajos desde el año 1941 y las muertes las más altas desde 1964. Se murieron 3.066 personas más que las que nacieron, no hay datos anteriores peores en los registros. El hecho de que se esté marchando la población entre 20 y 30 años no hace más que avisarnos que el proceso se acelerará en los próximos años.

Las soluciones no pueden esperar mucho, pues cada año el problema se precipita. Les pido disculpas si resulto pesado o molesto, pero a corto plazo no veo más solución que un plan de gran impacto de conexiones de la región.

Con diferencia la principal causa de la situación de la región es su posición fronteriza y periférica de interior unida a la falta de infraestructuras de comunicaciones, lo que nos ha condenado a una situación de aislamiento físico, pero sobre todo mental y cultural. Esto ha facilitado la implantación de un modelo económico extractivo al servicio de otros territorios. Y en estos momentos incluso del valor añadido del talento de la juventud formada.

No hay tiempo que perder y debemos empeñarnos en dar la vuelta a esta situación. Hay que empezar por las conexiones digitales y conseguir en muy breve plazo que no exista un punto de la región sin conexiones de alta velocidad. Las promesas del ferrocarril tienen que hacerse realidad. En el 2020 debería entrar en funcionamiento el servicio Lisboa-Madrid, con expectativas de que en el 2023 sea de Alta Velocidad. Debemos conseguir que las autovías previstas desde hace mucho tiempo que nos conecten con Valencia, Córdoba, Huelva y Castelo Branco empiecen a construirse, además de la de Cáceres - Badajoz. A muchos les parecerá imposible, pero en estos momentos ya no hay más remedio. Muchos solo ven la solución en las subvenciones, pero eso ya lo tenemos más que probado, y es el camino seguro a la desaparición. La solución pasa por las conexiones.