Las cinco casas abandonadas de la calle José María Giles Ontiveros, en Pardaleras, traen de cabeza a los propietarios de las dos peluquerías --una de señoras y otra de caballeros-- que comparten acera con estas viviendas. Desde que arrancaron las ventanas y puertas de cuatro de ellas, se han convertido en refugio de toxicómanos que las utilizan para consumir y, lo que es peor, de acceso directo a estos dos negocios, que ya han sufrido algún robo y más de un intento.

La noche del domingo, según denunciaron ayer, fue el último. El aviso de un vecino evitó que los ladrones cumplieran sus planes y fueron detenidos por la Policía nacional cuando ya se encontraban en el interior del patio de la peluquería de señoras. "La situación ya es criminal. Esta mañana (por ayer) venía uno con un cincel y un martillo para hacer un agujero y entrar desde la casa contigua. Cuando le llamamos la atención, nos amenazó", contó ayer su propietaria.

Aunque estos negocios son los más perjudicados por esta situación, también los vecinos que tienen sus viviendas en esta calle se quejan de la inseguridad. El presidente vecinal, Juan José Martín, reclamó ayer que desde el ayuntamiento se intervenga para acabar con el problema, bien derribando las casas o tapiando los accesos.

La concejala de Vivienda, Rosario Gómez de la Peña, explicó que ya se ha informado al servicio de Control y Disciplina Urbanística para que elabore un informe y determine el estado de las construcciones. Después, se exigirá a sus dueños que tomen medidas para que ningún vecino resulte perjudicado por el estado de las propiedades. La concejala recordó que no se llegó a un acuerdo con los propietarios para la compra de estas viviendas, por lo que se inició un proceso de expropiación forzosa, que hasta que no se resuelva impide que se pueda acometer su derribo.