Los cuentan por miles y su ruido ensordecedor les impide incluso poder escuchar la televisión.

Los vecinos de la plaza Antonio Zoido Díaz, en Badajoz, están que trinan, y nunca mejor dicho. Aseguran que en el casi medio centenar de árboles que adornan el espacio al que dan sus viviendas anidan en torno a 30.000 gorriones que no sólo molestan con sus cánticos al amanecer y al atardecer, sino que generan suciedad.

Hoy se ha hecho eco de su malestar la concejala socialista Rita Ortega, que pide una solución al equipo de gobierno: podar los árboles y controlar la población de pájaros.

Uno de los afectados sugiere que los atrapen y los trasladen a un lugar recóndito del que no sepan volver.