Periodista

Las declaraciones del diputado Pedro Lanzas, exportavoz de PP en la diputación y ahora exquerellante contra el presidente de la citada institución, Juan María Vázquez, sobre cómo se plantearon las dos querellas presentadas por el exministro y abogado Sánchez de León en nombre de los diputados del PP, y por orden de su presidente provincial, Miguel Celdrán, desvelan --pues no han sido desmentidas-- un montaje.

Es realmente atroz por cuanto se llega a la denuncia falsa como venganza o por interés electoral, que con la delación viene a ser el escalón más bajo de la pérdida de vergüenza y el límite entre la democracia y el autoritarismo y el miedo.

Lanzas, que ya dio la cara en su partido otras veces, y su partido se la partió otras tantas, hace revelaciones de miedo: purgas políticas, exclusión de candidatos internos, imposiciones como las querellas, cosas que van más allá de la disciplina de partido y que sólo son posibles cuando los dirigentes se sienten impunes y los subordinados, más ambiciosos que honestos y rigurosos.

Según Lanzas, fueron obligados a presentar las querellas, de su bolsillo y bajo coacción, para obtener titulares, justo cuando salió la sentencia absolutoria del concejal Justo Vila, pero Lanzas afirma que ya estaba decidido de cara a las elecciones, que un compañero les dijo que o firmaban poderes para Sánchez de León o que se atuvieran a las consecuencias. Uno de los casos querellados ya fue juzgado; el otro, el salario de la huelga, fue lo que hizo Aznar en Castilla. ¿Presentará Sánchez de León y el PP querella contra el presidente del Gobierno? Y aún se enfadan cuando preguntas.