El de Castelar es uno de los parques más frecuentados por los niños de la ciudad, no sólo por sus famosos patos y sus columpios sino porque es un lugar cómodo para los padres y los abuelos, "está en un sitio céntrico, tranquilo y tiene mucha vegetación", afirman quienes lo frecuentan.

Sin embargo, los usuarios de Castelar echan en falta un espacio donde tomar un café o un refresco mientras los niños juegan una vez termine el verano y cierre el quiosco de bebidas que hay en el parque.

Animado por sus clientes, el adjudicatario de este quiosco, Ramón del Amo, va a solicitar al ayuntamiento que le permita instalar un cerramiento de lona para hacer una terraza de invierno en Castelar y poder abrir durante todo el año.

"Es una petición popular de hace años, la gente me pide que acondicione el espacio para poder venir también en el otoño y el invierno, porque aunque yo cierro ellos siguen viniendo con los críos a los columpios o a ver los patos", explicó. El quiosco cierra en octubre y no vuelve a abrirse hasta marzo.

Ramón del Amo tiene previsto solicitar una entrevista con el concejal de Parques y Jardines, Antonio Avila, en septiembre para plantearle esta demanda y mostrarle el proyecto de cerramiento que tenía encargado a una empresa.

Sin embargo, la presentación del borrador de la nueva ordenanza de veladores le obligará a replantearse si el modelo de cierre que había previsto se ajusta a lo que exige el borrador o tiene que cambiarlo.

Según el adjudicatario, la nueva ordenanza regulará los cerramientos de las terrazas, por lo que cree que "si se autoriza a otros establecimientos podrían autorizármelo a mí, porque además esta terraza no molesta, no hay vías públicas, ni tráfico ni vecinos cerca".

VIEJA DEMANDA Ramón está dispuesto a arriesgarse e invertir los 10.000 euros que según dice le costaría el cerramiento de lona, "no sé siquiera si sería rentable, pero estoy dispuesto a asumir el riesgo, porque de esta forma podría trabajar todo el año y también las dos personas que tengo empleadas".

Esta demanda, según recordó, no es nueva, en los últimos cinco años lo ha planteado al ayuntamiento varias veces, al que presentó varios proyectos "pero quedaron en el olvido". El primero era algo más complejo, ya que proponía "tirar el quiosco y hacerlo nuevo", pero tampoco prosperó.

Ramón confía que con la nueva ordenanza pueda ver cumplida su reivindicación y la de sus clientes, que están dispuestos a apoyarle con sus firmas, según le han trasladado muchos de ellos.