Todos sabíamos que en el momento en el que Paloma Morcillo regresase al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Badajoz asumiría de nuevo la Concejalía de Cultura, de la que ha sido responsable las dos últimas legislaturas, y de la que se fue por causa mayor. Los cálculos de su partido fallaron a la hora de diseñar la lista electoral que presentó a los comicios municipales. Los votantes no le dieron suficientes apoyos al PP para alcanzar el puesto número 10, el que ocupaba ella, y se quedó fuera de la corporación.

Cultura la asumió Antonio Cavacasillas, un desconocido en la política local que era una de las apuestas del candidato del PP, Francisco Javier Fragoso, que quiso refrescar la lista con caras nuevas, que siempre aportan entusiasmo. Cavacasillas ha dado muestras de ilusión y de ganas en los escasos seis meses en los que ha estado al frente de este área. Ha escuchado, se ha reunido y se ha interesado. En política, como en cualquier quehacer, la renovación implica airear ideas y los nuevos concejales que se incorporaron al gobierno municipal han supuesto cierto soplo de aire fresco. Paloma Morcillo no se había desvinculado de la concejalía. Cuando se quedó fuera de la corporación, Fragoso premió sus servicios prestados contratándola como cargo de confianza de asesora y ha seguido formando parte fundamental del equipo del área que encabezó durante ocho años. Si Cavacasillas quería dejar su impronta, no le ha dado tiempo a desperezar el aparato con el que se encontró y que ha vuelto a su anterior titular. La programación de esta concejalía, al menos desde fuera, ha sufrido pocos cambios. Es verdad que en materia organizativa los plazos son tan amplios y los preparativos requieren tanta antelación, que en tan poco tiempo hubiera sido materialmente imposible introducir novedades.

La marcha imprevista de otro fichaje estrella, María Dolores Álvarez Nogués, que estaba al frente de Servicios Sociales, ha precipitado el recambio, que estaba anunciado para junio del 2021, cuando Fragoso ceda el bastón de mando de la alcaldía. Cavacasillas no puede decir que no, por mucho que ya le hubiese cogido el gusto y el ritmo a la Concejalía de Cultura. Se supone que está a disposición de Fragoso, que es el que delega sus competencias y quien no ha dudado en ensalzar sus capacidades para justificar su traslado a Servicios Sociales, un área que, tal como lo plantea, parece hecha a su medida. Ahora, seis meses después de la formación de gobierno, no antes. También el área de Cultura parece a medida de Paloma Morcillo, pues otra opción tras su reincorporación al equipo de gobierno hubiese sido que ella asumiese la concejalía vacante si es verdad que los concejales del PP son tan válidos que sirven para todo. Cavacasillas empieza de cero con nuevas responsabilidades a las que su antecesora Rosario Gómez de la Peña, Charín, le dedicó los 365 días de los años en los que estuvo al frente: ni fines de semana ni vacaciones. Esa disponibilidad absoluta puede ser muy satisfactoria pero también complicada para compaginarla con la vida privada. La sucesora de Charín, Álvarez Nogués, ha aguantado al frente poco más de seis meses. De momento el concejal ya ha aprendido que no es él el que pone las condiciones, aunque sí la dedicación. Dentro de año y medio se producirá otra vacante en el grupo del PP. El siguiente en la lista es Francisco Javier Gutiérrez Jaramillo, otro exconcejal que no llega de nuevo. Lo curioso es que cuando entre, si lo hace, su alcalde no será de su partido, sino Ignacio Gragera, de Ciudadanos, que decidirá cómo y qué reparte, si lo hace.