Ocurrió una noche. El conductor de un coche sufrió un infarto y el vehículo se salió de la calzada y cayó al arroyo Calamón, a la altura del colegio Juventud, antes de llegar al puente que da paso a la barriada de San Roque. Una barandilla caída recuerda todavía aquel trágico suceso. Aunque es difícil que algo así vuelva a repetirse, si la barandilla estaba puesta, es porque serviría de protección frente al arroyo y debería volver a ser colocada en su sitio.