Suiza ha celebrado 600 referendos desde 1848, tan variopintos como que hasta el 71 no permitió el voto femenino que en otra consulta anterior había prohibido, el rechazo a más vacaciones, la aprobación de leyes más duras frente a la inmigración y el asilo y, el más reciente, su oposición a la renta básica universal. Franco hizo dos, en 1947, con el 89% de la participación y un sí que alcanzó el 93% y, en 1966, con una participación del 100% y un sí del 95'06%. Tras su muerte, hemos tenido cuatro y casi se perdió el de la OTAN. El Brexit lo único que ha puesto de manifiesto es que el referéndum no es precisamente un instrumento democrático puro sino que, a veces, está en manos, como se ha demostrado en el Reino Unido, de inconscientes, manipuladores y mentirosos que pueden hacer un daño terrible al sistema. Algunos cacarean no tener miedo a la consulta popular pero ni saben las consecuencias de la misma y, mucho menos, la permiten para otras cuestiones. La Ley de Claridad canadiense habla de eso: Quebec puede decidir pero debe permitir que en su interior también actúen los que deseen decidir lo contrario. En las últimas elecciones generales, los partidos que defienden el derecho a decidir han sumado en Cataluña el 56'60% de los votos (no sé si ahora el PSC con su última deriva añadiría su 16'12%), en el País Vasco el 67'26%, en Navarra el 31'99, en Extremadura el 13'04% y en Badajoz hay 10.479 ciudadanos que también creen en ello.

A mí me resulta extraño, incluso me da miedo, porque con las cosas de comer no se juega, pero puesto que está tan de moda pedirle a la gente opinión sobre todo --y no arrogarse representaciones espurias--, reclamo el derecho a decidir sobre el cubo. Sí, ese cubo que ya está prácticamente derruido y que, mañana mismo, podría volver a edificarse igualito que como estaba hasta hace un mes y sin quebrar procedimiento legal alguno. Me gustaría saber qué piensan los badajocenses sobre ello, incluso conociendo la verdad de todo y no solo agarrándose algunos a medias verdades o flagrantes mentiras. Hay magistrados que desconocen la realidad, hay regiones de España donde no se cumplen las sentencias del Supremo y hay condenas injustas o no compartidas. Puestas así las cosas, reclamo el derecho a decidir, por encima de cualquier ley, como apuntó Colau, para que el Cubo de Comunicación pueda volver a su estado original.