Ha quedado perfecto, no tiene nada que ver con lo que había, la gente se sorprende cuando viene a comprobar cómo está». Con estas expresiones describe Julio Rodríguez, portavoz de la Plataforma Badajoz Sin Escombros, el paisaje en el que se han convertido la antigua escombrera de las Cuestas de Orinaza. Su situación actual nada tiene que ver con la de hace seis meses, cuando había montañas de escombros y enormes pendientes que impedían ver incluso los cercanos depósitos de La Luneta. Los trabajos de regeneración culminarán este mes, pues sólo falta la revegetación de los taludes mayores, según ha confirmado la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, cuya inversión global en esta actuación ronda los 700.000 euros.

Los trabajos han consistido en el cierre perimetral mediante la formación de una cuneta y un resalte y con una pantalla vegetal y un camino, la limpieza y retirada de residuos no inertes, la restauración geomorfológica de taludes y la recogida y gestión de residuos peligros. El allanado del terreno se ha realizado mediante el movimiento de tierras consistente en rebajar la pendiente de los taludes dentro de las posibilidades que ofrecía el trazado del camino principal y con la idea de «dejar un terreno lo más natural posible». En total, teniendo en cuenta el apilado de tierra vegetal, el desmonte y el extendido, se han movido 140,255 metros cúbicos. En cuanto a los residuos peligrosos, se han retirado 30 metros cúbicos de piezas con contenido de amianto (uralita).

La premisa de la Junta ha sido conservar en todo lo posible los árboles que ya estaban en la zona, aunque a la hora de realizar los movimientos de tierra de los taludes, se han visto afectados algunos que se encontraban al pie de la montaña de mayor altura. Según la consejería, sólo tres o cuatro árboles no se han podido salvar. Paralelamente, se han sembrado otros 101 ejemplares y 609 arbustos. La Junta señala que en algunos tramos ya han robado plantas, pero Julio Rodríguez asegura que faltan muy pocas y lo que ha ocurrido es que algunos vecinos las han cambiado de sitio para que estén más cerca de sus viviendas.

En cuanto a lo que queda por hacer este mes, la inversión es de unos 35.000 euros, que se destinan a la revegetación de los taludes, de forma que en la parte superior se hará mediante hidrosiembra y una siembra manual a volteo en las zonas que no alcanza el chorro de la hidrosiembra. La Junta insiste, a preguntas de este diario, en que ésta es ya la última fase. Pero Julio Rodríguez, que ha seguido muy de cerca la evolución de este proyecto, apunta que quedan pendientes otras dos fases más que aún no se han sacado a licitación, para su conversión en un parque de ocio de la margen derecha. Según sus datos, se ha actuado en 124 hectáreas de terreno, de las que 31 eran las que concentraban el vertedero. Como hay gente que aún sigue acudiendo a realizar vertidos, apunta que la solución por la que se ha optado ha sido bloquear el camino con rocas.

Esta actuación se desarrolla mediante un convenio de la Junta con el Ayuntamiento de Badajoz, en el marco del acuerdo de la Consejería de Agricultura con las dos diputaciones para la detección y evaluación de zonas degradadas. El ayuntamiento pacense se adscribió en abril del 2015 y presentó el proyecto de ejecución para la recuperación. La previsión inicial fue revisada tras las quejas vecinales por la presencia de amianto, cuya retirada no contemplaba. Las obras comenzaron en octubre pasado.