La restricción del horario de visitas en el hospital Infanta Cristina y la prohibición de pernoctar en el vestíbulo ha causado cierto malestar entre los familiares de los pacientes ingresados en él.

Algunas personas han considerado excesiva la medida que se aplica desde hace quince días, dentro del programa de control de acceso puesto en marcha por el Servicio Extremeño de Salud (SES), y que ha provocado varias protestas en el vestíbulo, aunque sólo se han presentado dos reclamaciones formales por esta causa, según informó el SES.

Las personas que más perjudicadas se sienten son las que viven en pueblos más alejados y tienen a algún familiar hospitalizado en este centro, como es el caso de un matrimonio de Jarandilla de la Vera (Cáceres) que ayer tuvo que esperar casi una hora hasta que se les permitió la entrada. "Estamos perdiendo aquí el tiempo y pensando en la vuelta, que son 200 kilómetros", declaró Inocencia González.

También un joven estudiante de Medicina, que llegó desde Sevilla, Emiliano Alcón, protestó por la medida, "los enfermos están en un hospital, no en la cárcel", señaló.

Aunque muchas de las personas que ayer se aglutinaban en el vestíbulo reconocían que no estaba bien que las visitas "se agolpasen impidiendo la tranquilidad y el descanso de los enfermos", hubo quien se quejó de que no hubiera más flexibilidad.

ALGO ESPERADO Sin embargo, para el SES la respuesta de los familiares era previsible, según el gerente del Area de Salud, Carlos Gómez, quien aseguró que "sabíamos que iba a haber algún grado de discrepancia, incluso esperábamos que hubiese más malestar, porque éramos conscientes de que cambiar un hecho en el que las visitas eran absolutamente libres por una fórmula en la que se permite la visita de una manera ordenada, iba a costar".

Por ello, pidió a la población comprensión, "y que sea consciente de que lo que estamos haciendo no es por puro capricho sino por el bien de sus propios familiares y amigos", señaló.

Después de dos semanas aplicando esta medida, el SES tiene previsto "ir corrigiendo determinadas cosas", por lo que se va a establecer una entrada exclusiva para personal, diferenciada de la entrada de familiares, "porque al ser la misma, el familiar que ve que se deja entrar a otra persona lo ve mal, y esto está generando algún grado de conflicto".

Carlos Gómez espera que poco a poco los ciudadanos vayan entendiendo la medida "y se den cuenta de que el hospital no es un centro de ocio ni un lugar donde hacer vida social".

SIN POLEMICAS El gerente del SES reconoció que la medida no se ha publicitado con demasiada antelación, "para evitar polémicas, que no siempre son buenas, porque no teníamos dudas respecto a la medida".

La dificultad de los pacientes para descansar, era la principal queja que se venía recogiendo en los últimos años en la encuesta de hospitalización, "por ello consideramos que esta medida es acertada, porque lo primero es el paciente, debemos garantizar su seguridad y las mejores condiciones de asepsia". También se desea propiciar un clima de trabajo adecuado para los profesionales.

"Esta medida era necesaria para que los profesionales podamos trabajar con tranquilidad", según Fátima Gallego, una enfermera del hospital Perpetuo Socorro, que ayer visitaba a un familiar en el Infanta Cristina. "Me encantaría que en el Perpetuo Socorro se hiciera así, a veces te cansan más los familiares con sus preguntas y sus cosas que el propio trabajo".