El retablo mayor de la catedral metropolitana de Badajoz estará en condiciones para mostrar todo su esplendor a final de año, tras someterse a una restauración que comenzará en breve la empresa Tekne y se prolongará durante nueve o diez meses. En este tiempo el altar mayor, donde se colocará un andamio, estará en obras, aunque esto no afectará a la actividad dentro del templo, según confirmó ayer el arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil.

El arzobispo presentó junto con el consejero de Cultura, Francisco Muñoz, y el presidente de Caja Badajoz, José Manuel Sánchez Rojas, este esperado proyecto de restauración que se enmarca dentro del plan director para la conservación de la catedral pacense. La Junta de Extremadura y Caja Badajoz invertirán en esta obra, así como en el retablo de la concatedral de Santa María de Mérida, un presupuesto global de 360.000 euros para ambos templos, que financiarán al 50% cada una de las instituciones.

Esta es una de las intervenciones más importante a la que se espera le siga la recuperación de las cubiertas de ambos templos catedralicios.

TAMBIEN LAS CUBIERTAS En este mes se reunirá la comisión mixta que determinará si se lleva a cabo esta rehabilitación con fondos procedentes del 1% cultural del Ministerio de Fomento. La inversión de las cubiertas supera los 600.000 euros en cada uno de los templos, que financiará en un 25% la Junta de Extremadura y el resto lo sufragará el Ministerio de Fomento.

El retablo de la catedral de San Juan Bautista de Badajoz se encargó a Ginés López del círculo madrileño en 1715 y se asentó en la catedral en 1717, dorándolo en 1722 Manuel de los Reyes. Es de estilo barroco policromado, con columnas salomónicas y una iconografía simplificada que oculta un tabernáculo, según explicó el director del Centro de Restauración de Bienes Culturales, Javier Cano.

En el siglo XIX estuvo a punto de ser retirado del altar mayor para construir otro neoclásico. La restauración viene determinada por un estudio que se hizo en el 2003 en el que se advirtieron varias patologías que aconsejaban una intervención, ya que hay desajustes porque el retablo se ha desmontado en más de una ocasión, por ello se aprecia un vencimiento, además de hongos, grietas, pérdida de volúmenes y de la policromanía, "el retablo en su conjunto presenta un aspecto bastante deteriorado", señaló. Las pinturas murales del presbiterio, que son posteriores y de menor valor, quedan fuera de esta intervención.