TEtl presidente de la Junta y el alcalde de Badajoz han mantenido esta semana una fugaz pero productiva reunión en el Ayuntamiento de Badajoz.

Una media hora escasa necesitaron ambos políticos para avanzar en temas tan importantes para la ciudad como la Ronda Sur, las obras de las márgenes del Guadiana y quién sabe qué otros asuntos más, que no han trascendido a la opinión pública.

En cualquier caso, Miguel Celdrán y Guillermo Fernández Vara han demostrado que las relaciones entre políticos, aunque sean de distinto partido, pueden parecerse mucho a las de cualquier ciudadano normal ( y entiéndase como normal aquel que no tiene una responsabilidad pública). Es decir, que cuando hay voluntad de entenderse lo más fácil es llegar a un acuerdo y, además, rapidito.

Pero cómo sería de rápida y fugaz la visita del jefe del ejecutivo extremeño que a punto estuvo de que no nos enteráramos ni los periodistas de la ciudad. Afortunadamente no fue así y gracias a que algunos colegas, no todos, estaban allí o se enteraron, eso sí, por casualidad, los pacenses han podido conocer más detalles --tampoco muchos-- sobre proyectos que tendrán una gran transcendencia para el futuro de la ciudad.

Y es en este punto donde el encuentro entre Celdrán y Vara deja de ser una reunión como la que pueden mantener cualquier ciudadano normal en una cafetería. La de ellos no puede ser, y menos si la cita se produce en el ayuntamiento, una reunión privada, es decir, sin la luz y el taquígrafo de los medios de comunicación. Ante todo porque, se supone, que los temas que van a tratar interesan a la opinión pública. Sobra decir, a estas alturas, que la transparencia informativa es fundamental en cualquier sistema democrático.

Desconozco el motivo o la estrategia de comunicación que llevó al ayuntamiento y a la Junta a intentar no informar a los ciudadanos sobre la citada reunión. No se entiende. Pero ojalá no sea ésta la normalidad que quieren darle Celdrán y Vara a sus anunciados encuentros.