Hace unos años se me quedó grabada una frase que pronunció en Mérida durante un congreso de medios de comunicación el periodista y maestro Manuel Campo Vidal. Decía Vidal que los españoles éramos los únicos europeos que nos tirábamos toda vida estudiando inglés para nunca saber hablarlo bien. Totalmente de acuerdo. Ahí están los vecinos portugueses con su innata facilidad para los idiomas. Sin ir más lejos en Elvas cualquiera domina, como mínimo, el español y el inglés además, claro ésta, del portugués. Nosotros ni eso. Quiero decir, ni el portugués sabemos hablar. Y mira que nos sería fácil la tan famosa inmersión lingüística.

Sí, de acuerdo que los portugueses no tienen traducidas las películas. Pero ese rollo suena cada vez más a excusa. Lo mismo que la traca de nuestro ilustrísimo pasado imperialista. Al final, la realidad. Aunque nos duela. Aunque nos avergoncemos. Incluso, aunque hagamos chistes, que para eso los españoles somos los primeros. Al final, como decía, la realidad de la enseñanza de los idiomas en nuestro país y la capacidad del español en general para el inglés es el relasing cup of café con leche de la alcaldesa de Madrid. La cual, por cierto, ha sabido estar a la altura de las circunstancias y ayer en una conferencia pública comenzó deseando que les hubieran servido a todos una taza de café con leche. Al menos Ana Botella sabe reírse de sí misma y de sus defectos. Algo muy sano si no quieres que te afecten las críticas de los demás.

Afortunadamente hoy mis hijos estudian en un colegio bilingüe. Público. Pero bilingüe. Y en Badajoz. Y probablemente los nietos de Ana Botella estudien también en un centro bilingüe. Seguramente privado. Y en Madrid. Por tanto, algo está cambiando en la enseñanza de idiomas en España. A ver si con suerte para el Madrid 2040 nuestros futuros políticos saben decir, como mínimo, coffee with milk.