TFtrancisco de Rojas escribió un celebrado drama titulado Del rey abajo ninguno. Hoy me atrevo a parafrasear al dramaturgo para decir que del rey abajo, todos. O casi todos. El último Barómetro de Confianza Institucional, suspende al rey y, de él para abajo, a las instituciones, los políticos, el Gobierno, el Parlamento, los partidos, los sindicatos, la Iglesia, la patronal o los bancos. Es decir, a todos los responsables de los males que padecemos. Suspenso general. Una mayoría absoluta de españoles, con el 53 %, desaprueba la conducta del rey. Y de él para abajo, peor. 78 de cada 100 españoles desaprueban al Gobierno y más de 90 a los partidos políticos y a los políticos. Con esas notas, no sé a qué esperan los responsables para hacer algo antes de que esto estalle.

Sobre el rey y su familia, las comedias de de Rojas iluminan lo que debe ser y lo que no, como si el escritor tuviese el don de la profecía y anticipase en el XVII lo que iba a ocurrir tres siglos y medio después. Murmuraciones de aldea ilustra sobre cómo los asuntos reales están en boca de todos. No hay ser padre siendo rey parece aludir a que sacar la cara por una infanta imputada y llamar al rey de Catar para que le dé trabajo a un yerno procesado no es propio de quien ostenta la corona. Abre el ojo es un título pintiparado para lo que le dijo el rey a Urdangarín hace tiempo. Cada cual lo que le toca, debe de ser lo que le contestó Iñaki a su suegro, puesto que siguió trincando. El Caín de Cataluña, podríamos decir de él, a cuenta del refugio que se buscó en Barcelona, pese a lo cual, no logró pacificar El gran patio de Palacio. Y remontándonos años atrás, después de que ciertos romances del príncipe Felipe no fueran del agrado de sus padres. Casarse por vengarse debió de ser lo que pensó el heredero cuando conoció a Letizia. Donde hay agravios no hay celos y Lo que son las mujeres, podría aludir a Corinna y a Sofía. La traición busca castigo, a las consecuencias de esos enredos. Primero es la honra que el gusto y Sin honra no hay amistad, lo mismo. Obligados y ofendidos estamos mientras tanto los españoles con lo que nos ha caído encima. Peligrar en los remedios describe las consecuencias de tanto trinque, tanto impuesto y tanto recorte. Pero lo peor de todo será que los que mandan, incluído el rey, sigan creyendo que Entre bobos anda el juego, tomándonos por tontos a los ciudadanos. ¡Basta! La vida en el ataúd no es posible.