Algún pirómano o pirómanos anduvieron sueltos la madrugada de ayer a juzgar por el trabajo que dieron a los bomberos de la ciudad, que realizaron al menos cuatro salidas para sofocar otros tantos incendios. El más grave de todos ellos se produjo hacia las 3.30 horas, en una vivienda del primer piso del número 10 de la calle Salvador Allende, en los grupos de Santa Clara junto al Cerro de Reyes. Una o más personas rociaron de gasolina la puerta dejando un rastro que llevaba escaleras abajo hasta el portal, y una vez en él prendió fuego.

"Una amiga de la madre de mis hijas nos avisó de que había humo y llamas y yo cogí el extintor y fui corriendo, apague primero la puerta de mi casa y después el resto hasta abajo, mientras mis vecinos llamaban a los bomberos y a la policía". Así lo explicó Bernabé Amaya a este diario, ya más tranquilo a la mañana siguiente. No obstante, lo de la tranquilidad es relativo porque, según dijo, cree que puede conocer a la persona o persona que lo hicieron, aunque "no podemos denunciar hasta no saber qué pasó del todo; no podemos acusar a nadie".

Los bomberos acudieron y procedieron a echar disolvente y a airear el interior del edificio. Según Bernabé Amaya, unos vecinos le comentaron luego que habían visto a alguien rondando el lugar de quien sospecharon.

A esa hora ya habían ardido dos contenedores de basuras, uno entre las calles Virgen de Guadalupe y Zaragoza y otro en la avenida de Antonio Masa Campos, en el cruce con Colón.

Asimismo, muy cerca de ese lugar también prendieron fuego, con una media hora de diferencia entre un siniestro y otro, a un buzón de Correos. Al parecer el autor o los autores echaron en el interior un pastilla de combustible ya ardiendo.

Según los bomberos, al menos los incendios de contenedores y el buzón podrían estar relacionados, si bien no pudieron decir lo mismo sobre el de la casa. La delegada del Gobierno afirmó que la policía investiga para determinar si el fuego fue provocado y en caso, detener al autor o autores, informa Europa Press.