Aunque llueva o haga un frío de espanto, el tradicional reparto de roscón de reyes con chocolate que organiza la Concejalía de Cultura la mañana del 5 de enero de San Francisco logra cada año atraer a cientos de incondicionales que guardan largas colas para conseguir su porción de las 8.000 que se reparten, su vaso con chocolate de los 500 litros que se preparan y, con muchas probabilidades, uno de los 1.200 regalos que donan medio centenar de empresas e instituciones colaboradoras.

Las desesperanzadoras previsiones meteorológicas no desanimaron a la familia de Bilbao formada por María Gómez y Chema Haya, sus hijas Ainhoa e Iraia y la abuela, Rita, del Valle de Santa Ana, aunque lleva 40 años en el País Vasco. Pasan la Navidad en Badajoz y nunca faltan a esta dulce cita. «Venimos todos los años porque nos gusta, se divierten los críos y lo viven de otra manera». A las 9.30 horas ya estaban en San Francisco. Fueron los primeros de la fila formada frente a Correos. «Este año no hay mucha gente», constataba la abuela. Un poco más tarde, a las 9.40 horas, llegaron a la esquina del teatro López de Ayala Justi, Manolo y su hija Sheila. Fueron también los primeros. Acuden todos los años «por tradición y porque nos gusta». La cola se frenó a partir del mediodía, cuando empezó a llover de forma incesante, a pesar de lo cual, se completó el reparto.